viernes, 20 de noviembre de 2009

La ruta del tabaco


Los de Fox han llenado la carátula de su edición de La ruta del tabaco con el muslamen y la cara de Gene Tierney, aunque está lejos de ser la protagonista de una de las comedias más marcianas de la historia del cine, una especie de jocosa ópera bufa acerca de un matrimonio analfabeto de agricultores que en plena depresión ve como el banco les va a quitar la granja donde han vivido toda la vida aunque hace años que no la trabajan, lo que les lleva a vivir al borde de la inanición. Con ellos conviven dos hijos límite, un chaval obsesionado por las bocinas que prácticamente es raptado por una fundamentalista bastante rijosilla y cantarina recién enviudada, y la Tierney, que hace de ninfómana boba que corre detrás de cualquier pantalón que se cruce por su camino, que suele ser el de su cuñado, un maltratador al que la pareja protagonista le ha vendido una hija adolescente que prefiere escaparse antes que sufrir las palizas del marido, ante lo que el padre opta por ofrecerle con una rebaja a la más talludita (la guapísima Tierney, que frisa la vejez con sus 23 años). El matrimonio ha olvidado cuantos hijos ha tenido, cuantos se han marchado y cuantos han muerto, y desde luego es incapaz de recordar los nombres de la mayoría. El hijo maltrata al padre, que le devuelve la moneda intentando robarle el coche y todo lo que pueda, y así toda la peli, que ni Solondz en todo su esplendor mugroso podría imaginar tamaño panorama (por no hablar de la indescriptible cabaña en la que viven todos apiñados).




Desconozco si la novela de Erskine Caldwell tiene el mismo tono, aunque según los títulos de crédito el film adapta la versión teatral de Jack Kirkland, que aparece también como productor, por lo que el film no estará muy lejos de las intenciones de la obra de teatro. El guión es de Nunnally Johnson, que también escribió Las uvas de la ira, que forma con La ruta del tabaco un díptico similar a lo que debían de ser las tragedias griegas con la obligatoria comedia que las acompañaba. Ford se lo debió de pasar bastante bien en un rodaje que, a priori, parece sencillo, con una soberbia fotografía en blanco y negro (predominantemente de exteriores) que llama la atención hasta en mi deficiente televisior.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un Ford muy despreciado y uno de mis favoritos, y no precisamente por esa arrebatadora Tierney.
Mr. Erskine también se cascó ese novelón adaptado por Mann titulado "La pequeña tierra de Dios", con la no menos arrebatadora y rolliza Tina Louise.
Que suerte tenian estos cabrones del sur...

abbascontadas dijo...

Imagino que si no fuera de alguien con una filmografía tan majestuosa La ruta del tabaco sería un film de clto desde hace décadas.

De Erskine no he leído nada, el Sur ha dado tanta literatura... (por cierto, que hace poco me enteré de que existe de verdad y no es exclusivamente un emplazamiento literario)