miércoles, 4 de noviembre de 2009

Los profesionales


Contaba Roberto Cueto en la presentación del libro que sobre Richard Brooks han publicado la Filmoteca Española y el Festival de Cine de San Sebastián que Los profesionales era un film de poderosa carga política, aunque el común de los mortales (la plebe, vamos) podía disfrutarla simplemente como un estupendo film de aventuras. La verdad es que sólo alguien como un crítico de cine o, ya puestos, un historiador de las ideas es capaz de tomarse en serio esta peli como un discurso político que vaya más allá del tebeo, si bien alguna paginilla se puede rellenar acerca del cambio de punto de vista que acerca de la revolución mexicana reflejó el cine americano en los sesenta. Cualquier espectador con dos dedos de frente se lo pasará pipa con esta revisitación del protorrelato por antonomasia, la princesa raptada por el dragón (o el ogro) y su rescate a manos del aguerrido héroe, bien rodeado de una fiel cuadrilla. Esto se cruza con una variación manierista del Tristán e Isolda (manierista porque a la postre el rey, en este caso hacendado acaudalado, acaba siendo el personaje más obsceno de la trama, o más bien lo es desde el principio, como se lo huelen los protagonistas y el espectador nada más verlo), y ya tenemos una agradecidamente compleja trama que suma géneros a cada tramo, y que asume con naturalidad las tensiones del cine de la época entre el agonizante clasiscismo y lo que se suele llamar las nuevas escrituras. Los profesionales prefigura Grupo Salvaje, sin que esto signifique subordinación alguna en cuanto a calidad.


Lee Marvin y Burt Lancaster se comen la pantalla y derrochan carisma en el papel de eficaces mercenarios y desencantados revolucionarios que no pueden evitar a última hora un postrer gesto ético. Brooks se toma mucho interés en mostrar que son verdaderamente competentes, y a cada rato nos los enseña (a ellos y a sus compañeros de fatigas) limpiando meticulosamente las armas u ordenando los avíos o almacenando comida o montando un campamento.



El papel femenino estrella, la princesa del cuento, le cae a la algo insulsa Claudia Cardinale, que sale de esta guisa, perennemente escotada y marcando pecho, y bastante sudada siempre, que eso tiene el desierto. Su partenaire es un Jack Palance que tampoco desmerece en sosería, lo que es una pena porque se hubiera necesitado alguien con más chicha para llenar su papel, el de un mítico revolucionario aparentemente reconvertido en delincuente y al que los profesionales admiran abiertamente (y con el que combatieron en los días románticos de la revolución).

Otro de los valores del film es su fisicidad, como transmite la tortura implacable del sol del desierto, de los bruscos cambios de temperatura, la incomodidad de los campamentos al aire libre, lo agotador de las marchas. Brooks se trabaja también la ambientación, creando un mundo a la vez nuevo (los ferrocarriles hollando tierras vírgenes) y desgastado, como ese campamento tan precario que parece el grado cero de una comunidad, o esos héroes que parecen huérfanos de una causa, y andan empantanados en el cinismo para ocultar su melancolía.

3 comentarios:

Jesús Cortés dijo...

Por encima de "The professionals", estupenda, prefiero "The last hunt" y sobre todo la muy denostada y mal ubicada "Sweet bird of youth", que es necesario ver en scope y no en la salvajada perpetrada por TVE (entre otras, supongo) de recortar mediante un chapucero zoom hasta el 4x3 y destruir la esencia y la sensibilidad de esta obra tan grande como los mejores Sirk de la década anterior.

abbascontadas dijo...

Jo, pues llegan tarde los consejos, porque no quedan pases en el ciclo de la filmo de esas películas (en el caso de Dulce pájaro... iba a ir con mi hija, pero se descolgó a última hora con que tenía que estudiar para un examen, con lo que el abatimiento producido por esa constatación empírica de la decadencia de la juventud actual -con 15 años iba yo a dejar de ir al cine por tamaña pequeñez- me dejó clavado en casa.
La copia de The professionals no era para caerse de espaldas, pero tampoco estaba mal; la había visto antes en la tele, y no hay comparación posible.
Queda el último Brooks, del que no conozco ni A sangre fría, por lo que se agradece cualquier sugerencia como guía.

Jesús Cortés dijo...

"In cold blood" podría haber sido un gran film en manos de Bresson o el Losey inglés. La versión de Brooks es tan fría como el título; no le beneficia nada tanta distancia. Creo que la mirada de Capote es, digamos, "poco narrativa", dispersa, muy de giros lingüísticos para expresar pensamientos, impresiones, detalles, todo muy poco apropiado para un director un tanto ingenuo y entusiasta, que necesitaba un guión "de hierro" para hacer un buen film, con todo bien atado. Esas dudas sobre dónde cortar un plano que decía Godard se le hacen un mundo a directores como Brooks en casos como éste. La impresión general es, como dicen los ingleses, flat, demasiado correcto.