Ayer llegué a casa con la idea de verme El caso Bourne, ese protagonista ejemplarmente contemporáneo al que le han extirpado el inconsciente, y en su lugar atesora todos los códigos semióticos que rigen nuestro mundo (en la única peli que he visto de la saga Bourne llegaba a Madrid, y marcaba el número de la policía sin tener que buscarlo, como tampoco tenía que investigar el horario de los ferrys que unen Andalucía con Tánger). Pero ponían Los increíbles en Cuatro, y me enganché a una de las películas más chesternonianas de todos los tiempos, cuyo pleno disfrute y comprensión están reservados a aquellos que, como yo, estamos casados y tenemos hijos.
La tesis de la película es clara: frente a la vaguería y desidia que supone pertenecer a los clanes favoritos de nuestros textos contemporáneos (la trillada y convencional panoplia de psicópatas sexuales, psicóticos, personajes demoníacos, autistas, depresivos, dementes de todo pelaje, delincuentes, histéricos, psico killers, padres incestuosos), ejercer de padre y de madre responsables es una tarea titánica, sólo al alcance de los superhéroes verdaderos, (no como esos esquizofrénicos atormentados tipo Batman, que sólo exigen tener pasta y un mayordomo sobre el que recaiga la dura tarea de mantener la cordura, que ya Lacan hacía al famoso chistecillo de que la figura del padre simbólico era imposible que se diera en la realidad, tan inalcanzables eran sus presupuestos).
3 comentarios:
Pixar va mucho en esa línea filosófica, enlazando también con el arranque de "Up" y su oda a la aventura de la vida real. Esa exaltación de lo cotidiano carga siempre con la etiqueta de "reaccionaria", aunque tampoco está tan mal en medio de tanta exaltación decimonónica del héroe romántico al borde del acantilado. Menudo pelmazo.
Bueno, en general Pixar goza de muy buena prensa (a mi juicio merecida); a mí me parece que pertenece a esa corriente contrarreformista que recupera el peso del relato clásico, frente a tanta apología de la transgresión institucionalizada, al fin y al cabo la figura retórica favorita del capitalismo actual.
Sí, sí, Pixar goza de buena prensa, también merecida a mi juicio, de hecho el arranque de "Up" me pareció casi casi la gran peli de su año. Lo que hay a veces es guardia en alza ante cualquier apunte que pueda sonar a "conservador" a oídos susceptibles e hiperanalíticos. Y ya se sabe que lo de hablar bien de la vida en familia carga con sambenitos viejos. A mi las pelis de está gente además de creativas, brillantes (con sus lógicas irregularidades) me parecen lúcidas.
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