Rick bebe y una mujer vestida de negro se acerca a su mesa. Efectivamente, la composición del planop recuerda mucho a la de la aparición de Ilsa en la escena que comenté el otro día. En realidad, es casi su inversión. Si en aquella era el narcisismo herido el que daba rienda a su delirio, en esta será una subjetividad lacerada la que haga tambalearse al ego de Rick.
Ella reclama de manera algo compulsiva su atención. Pero sabemos que Rick, atrapado en su círculo melancólico, es incapaz de tomar nota del dolor ajeno
Ella pone en juego algo del orden de lo angelical (¿o de la seducción?)
La cara de Rick no manifiesta más que fastidio
1 comentario:
Sugerencia: incluye el diálogo al pie de las fotos, se entenderá mejor la secuencia
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