jueves, 15 de octubre de 2009

LA DAMA DE BLANCO


Mercedes me pide que haga algún comentario sobre "La dama de blanco", de Wilkie Collins, que fué uno de los hits de esta temporada. Por allá del mes de febrero, en un mail, me dijo (textualmente): "te animo a que te libres de los tochazos (yo me estaba leyendo una biografía de Lincoln y otro libro sobre la guerra de la Independencia Americana a instancias de Enrique, coincidiendo con el juramento de Obama) y te inicies en La Dama de Blanco, es un culebrón decimonónico fascinante y seguro que en muchas cosas te va a recordar a tu querida Austen". Y claro, fué decir Austen y me libré de los tochazos (que no he recuperado) y busqué la Dama de Blanco que acumulaba polvo desde tiempo inmemorial en algún rincón de mi librería. No es como Austen, aunque el anzuelo funcionó, tiene más que ver con "Cumbres Borrascosas", pero en cualquier caso mereció la pena. Además fué muy divertido compartir la lectura a la vez con Mercedes mientras intentabamos zafarnos de Enrique, que ya se lo había leído, y no queríamos que nos chafase las sorpresas y el misterio del final.

"La Dama de Blanco" al parecer se publicó en 1860 por entregas en la revista "Household Words" que dirigía el mismísimo Dickens. O sea, un culebrón en toda regla. Es una novela victoriana con tintes góticos, con historia de amor incluida, traiciones e intrigas, secretos, una conspiración, una investigación policial y unos personajes fantásticos. La novedad formal es que nos cuenta la historia bajo varios puntos de vista, con varios narradores en primera persona (esto mismo lo explotó después en "La piedra lunar"). En realidad es una especie de investigación en la que se pide a todos los protagonistas y testigos que hagan una declaración de lo que saben, y así, poco a poco, nos vamos enterando de los hechos. Y los hechos son que Walter Hartright consigue un puesto como profesor de dibujo de una joven heredera en las afueras de Londres. Cuando va de camino a la casa, se encuentra con una misteriosa dama vestida de blanco. Más tarde, cuando conoce a Laura, su pupila, de la que se enamora locamente, comprobará el asombroso parecido que tiene con la dama de blanco. Y creo que no se puede ni debe contar más de la trama, que en realidad es un rompecabezas perfectamente hilado y engarzado. Lo mejor de todo, sin duda, es el personaje del Conde Fosco, malo malísimo, perverso y retorcido como pocos, pero con una inesperada sorpresa al final. Y Marian, la hermana de Laura (quizá si se parece un poco a las heroínas de Austen), una mujer fuerte e inteligente, generosa también como pocas, que no descansa hasta conseguir la felicidad de su hermana.

La lectura de más de seiscientas páginas se hace corta, y es intensísima. Los numerosos clímax (que imagino que coinciden con la forma de la publicación, en "fasciculos" semanales) hacen que tengas que descansar para respirar, porque parece imposible poder soportar tanto sufrimiento. Y al final te sientes absolutamente huérfano de lectura, crees que es imposible repetir una experiencia similar con otra novela (yo lo intenté con "La piedar lunar", pero no funcionó).

En fin. De lo más recomendable.



7 comentarios:

abbascontadas dijo...

Desde luego, la historia de amor de la novela es la del Conde Fosco y Marian, a su lado Walter y Laura son unos absolutos mindundis.

Susana dijo...

Ohhhhhh! No puedes decir eso!!!!! A lo mejor hay alguien que no se la ha leído....

abbascontadas dijo...

No lo creo, diría que sois las últimas habitantes del planeta en haber descubierto a W. Collins. Además, no descubro nada de la trama.

Los Piris dijo...

Eso sí, quien no se la haya leído que no se le ocurra mirar la contraportada de la edición que aparece en imagen, porque te revienta toda la historia y encima mal contada. Qué daño que hacen algunas editoriales en su afán sensacionalista por atrapar al posible lector...

Anónimo dijo...

Gracias a todos por las pistas que dais del libro, revienta argumentos. Por lo que dices, parece que la trama y la estructura narrativa es similar a la de La piedra lunar

Susana dijo...

La estructura si, es igual que "La piedra lunar". A mi personalmente me gusta más "La dama...", supongo que por descubrirla antes. No sé si Mercedes, que las leyó al revés, prefiere la otra.

Los Piris dijo...

Pues sí, yo me leí primero La piedra lunar. También me gusta mucho, en su estilo, porque cuando te lees las dos obras es como jugar a las diferencias. La estructura es tan similar que es muy interesante comparar cómo funciona el mismo andamiaje con contenidos diferentes. And once again: Wilkie Collins es el gran genio de los clímax literarios. Conseguir que un lector retenga la respiración en ese lapso que va del final de un capítulo al comienzo del siguiente, es propio de un genio de las letras.