viernes, 30 de diciembre de 2011

Cine en familia



Ayer me llevé a toda mi familia a ver Le Havre (a mi mujer y a mis tres hijos, incluido el pequeño, que tiene doce años, y al que pensaba eximir de la obligación, pero que se apuntó igualmente). Una experiencia de lo más sorprendente: lo primero que dijeron los tres, nada más encenderse las luces, es que habían alucinado porque era la primera vez que veían... ¡Euros en una película!


(A mis hijos les gustó y a mi mujer no le llamó la atención)

2 comentarios:

Sergio Sánchez dijo...

Yo debo ser muy cándido porque a mi me siguen llamando la atención los euros en las películas, también en la de Kaurismaki.

abbascontadas dijo...

Bueno, ya cualquier dinero material (que no sean esos maletines llenos de fajos de dólares) resulta vagamente exótico, aquí lo provocadoramente ausente son las tarjetas de crédito, los ordenadores y los móviles (salvo el del malo). Lo que también les chocó a mis hijos fue la inclusión de un elemento tan marcadamente anclado en el presente (los euros apenas tienen una década de vida) en un film tan militantemente atemporal y voluntariamente arcaico (digo yo). Y sí, los euros siguen siendo extraños, o poco glamourosos, mantienen su rareza, y todos los malos siguen pidiendo los rescates en dólares.