jueves, 29 de octubre de 2009

De libros


MALLO EN OTOÑO

Hoy, 29 de octubre, tiene lugar la publicitadísima presentación de Nocilla lab en el Matadero, al alimón Fernández Mallo y Fernández Porta (el ideólogo de la generación), que según me cuenta mi hermana van a pinchar, no sabemos si música o un pupurrí de poesía española con el fin de producir constructos postpoéticos. Como a mí me han gustado las nocillas anteriores y mi hermana se ha venido de Pequín poco menos que para asistir a este acontecimiento planetario, por allí andaré, aunque aviso a mis fans que no firmaré autógrafos para no restar protagonismo a la estrella literaria indiscutible del momento.

Para entretener la espera me leo su libro de poemas Joan Fontaine Odisea (mi deconstrucción) en el parque Fuente del Berro cuando, atendiendo a las prescripciones de Seguridad e Higiene, abandono un rato el ordenador, y del que prometo transcribir varios poemas próximamente, alguno especialmente postpoético (por ejemplo, uno sobre la composición de los Kellogs que incluye un manifiesto literario en dos versos), para solaz de mis compañeras de blog, que fueron testigos del histórico momento en que me compré Nocilla Dream (con su dinero, además).

El caso es que el evento puede señalarse como el definitvo asalto a la Bastilla del grupo literario arremolinado alrededor de los 70, y llamado a desbancar a los escritores que han capitaneado la transición (Javier Marías, Muñoz Molina, y todos los que uno quiera poner a su alrededor). Manuel Vilas también saca novela en Alfaguara hoy mismo, Aire nuestro, y todos se dedican a contar en sus blogs lo buenos que son todos los libros, que la principal característica del grupo es que son blogueros empedernidos (lo que se nota bastante en su literatura), además de aficionados a proclamas y manifiestos teóricos.


NARRATIVA JOVEN DE VERDAD



Según anota la edición de Las tribulaciones del estudiante Törless que acabo de terminar (Sexto Piso), Musil escribió esta bildungsroman ejemplarmente moderna en 1906, cuando tenía 26 años (esto es para los que se imaginan que Musil fue siempre un escritor maduro -entre los que me incluyo, todo hay que decirlo-). Como todo el mundo sabe, aunque sea por la peli de Schlondorf, cuenta la iniciación al sexo en su variante siniestra de un adolescente bien en un instituto exclusivo. Como buen relato de iniciación de nuestro tiempo, no hay ningún personaje que guíe al protagonista en su encuentro (o encontronazo) con lo real del cuerpo, ejemplificado en el libro en la figura de Bozena, una prostituta que Törless no puede dejar de asociar a su madre, y a Basini (para los lectores perezosos llamo la atención acerca de la similitud fonética de ambos nombres), un andrógino y apocado compañero de escuela al que los dos crueles colegas de parranda del prota torturan y humillan sexualmente.

El joven héroe se enfrenta a ciertos descubrimientos "epifánicos" sin encontrar en los discursos que le rodean (sus profesores, sus padres) asidero para incorporarlos. Musil desarrolla uno de sus temas favoritos, la imposibilidad del lenguaje para hacerse cargo del fluir inaprensible de la existencia, ya desde la cita de Maeterlinck que abre la novela, que debería leerse como un texto magnífico en sí mismo y no como una preparación para el opus magnum musiliano, El hombre sin atributos.


NO ME GUSTA PYNCHON



Lo he vuelto a intentar con La subasta del lote 49, que tiene la ventaja sobre el resto de sus tochazos de no llegar a las 200 páginas, pero no hay manera, las novelas de Pynbchon se me caen indefectiblemente en la página 60, una vez pasado el efecto de las burbujas de la brillantez formal y las acrobacias lingüísticas y la ironía postmoderna y todas las cualidades que se quiera que tiene el escritor escondido más famoso del planeta. A esas alturas te das cuenta de que los personajes/marioneta que aparecen en el libro no le interesan al autor más que para hacer gala de su ingenio, y me digo que si a él no le interesan no voy a ser yo menos, y paso a otra cosa. Ya sé que como análisis literario este comentario no vale gran cosa, pero estoy seguro de que hay más antipynchonianos en el mundo que no se atreven a salir del armario, y aquí se les tiende una mano.

DODERER ¿DE MODA?



Y para que se vea que no me asustan los grandes empeños me he puesto con Los Demoinios, el inmenso volumen que El Acantilado acaba de sacar, más de 1.500 páginas del escritor centroeuropeo menos cool de la historia. Lo primero que he hecho ha sido confirmar la sospecha de que una novela así no se publica si no es con ayuda pública; y efectivamente, ahí estaba la nota de que una institución austríaca ha subvencionado la traducción, ésta y supongo que la de toda la obra dodereriana, que la editorial anuncia publicará en su totalidad, que no sé como será, porque en español sólo se había editado previamente (que yo sepa) Un asesinato que todos cometemos, de la que guardo un buen recuerdo pero que leí hace más de 20 años. Así que podremos leer Las escaleras de Strudhof, que creo es su obra más conocida, al parecer también enorme; y es que tengo la idea de que Doderer que es muy poco conocido fuera del ámbito alemán (donde no parece tampoco que arrastre multitudes); a mí me suena porque Magris le dedicaba un capítulo de su celebérrimo ensayo dedicado a la litaratura mitteleuropea, y para decir que se apartaba de la línea principal de los escritores guays de verdad (Musil, Kafka, Svevo), entregados ellos a la causa de cantar la desintegración de la ficticia unidad del sujeto (o algo por el estilo), mientras que el ingenuamente reaccionario de Doderer se empeñaba (infructuosamente, por supuesto) en volver a dotar de sentido a la inscripción del sujeto en el mundo a través de su literatura. Total, que semejante escritor se me hizo simpático desde entonces, y las pocas páginas que llevo leídas hasta el momento parecen más que prometedoras.

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