De esta guisa los hermanos Ballesteros (casi) al completo se entregaban al placentero arte de despellejar el desastre de Youth without youth, la película que Coppola rodó en Rumanía antes de afrontar Tetro, y que en España nunca se ha estrenado. Este fin de semana la ponían en La Casa Encendida, y allí que fuimos colmados de ilusiones.
El film está basado en una novela de Eliade, y tiene toda la pinta de ser un encargo (rumano). Le pasa, entre otras cosas, lo mismo que a Tetro (que es mucho mejor): que le falta mucha pasta para las ambiciones que alberga, con lo que hay escenas sonrojantes por sus carencias de producción, aunque en muchos casos la vergüenza ajena viene directamente del guión, como cuando Tim Roth se pone a soltar filípicas nietszcheanas sobre el hombre posthistórico, o la humanidad posthumana, o cosas así.
El protagonista es un Tim Roth que empieza de anciano profesor universitario, en el declive de una vida en la que ha fracasado en sus ambiciosísimos proyectos teóricos a los que ha sacrificado su vida emocional, al que le cae un rayo del Cielo y lo convierte en un superhéroe intelectual: rejuvenece 40 años, se vuelve inmortal, aprende por gracia divina chino, sánscrito, japonés y cualquier lengua que se le tercie, y adquiere capacidades asombrosas, algunas tan útiles como adivinar el número que va a salir en la ruleta y otras tan extendidas como saber el contenido de un libro leyendo sólo la contraportada.
Total, que los cielos le dan la oportunidad de llevar a cabo la obra de su vida, un estudio acerca de lo que es el hombre desde sus comienzos, sobre todo a través de sus creencias religiosas (la especialidad de Eliade, claro) y el origen del lenguaje. Para ello se le envía a una especie de ángel (femenino, por supuesto), que es idéntico al amor de su vida, y que funciona de mediadora con los poderes invisibles, o como se llame en el argot New Age. El problema es que la chica tiene que pagar con su existencia el esfuerzo de ponerse a hablar a las tantas de la noche en egipdio, sumerio y hasta en una cosa que se llama babilonio, que debía de ser el cockney de la época, y aquí entra en juego conflictos morales que atormentan a profe rumano.
Al margen de lo marciano de la propuesta y lo fallido de su ejecución, por debajo del film se aprecia la deshonestidad del material literario de un Eliade que parece querer autoredimirse de los puntos oscuros de su vida, esto es, sus oscuras vinculaciones con el pujante fascismo rumano de los 30 y cierta actitud depredadora respecto a las mujeres, puntos oscuros de los que al parecer se ha librado con cierta solvencia, aunque de vez en cuando emergen por esa obscena querencia de nuestros tiempos a airear trapos sucios.
2 comentarios:
¡Un auténtico tostón!
No se podría resumir mejor
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