Hablo de oídas, porque no la he visto, pero parece ser que los esfuerzos continuados de Garpar Noé por llamar la atención con Love se acabaron en cuanto se pasó la peli. Sí, hay sexo explícito, pero que en Cannes alguien pretenda epatar poniendo en pantalla un trío de personajes que follan, toman drogas, beben y se van de fiesta es desconcertante, teniendo en cuenta que es la vida que lleva la mitad de los asistentes al festival; sólo falta que se vean tres pelis al día para completar el cuadro. Aquí lo que le mola al personal son historias exóticas de madres que luchan por sus hijos y padres ejemplares que cumplen lo que prometen, a ser posible si son inmigrantes pobres o habitan en el tercer mundo: pijos que se desayunan rayas y se meten en la cama de culquiera es lo que uno está harto de cruzarse por la calle.
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