En las tres últimas películas que he visto en Cannes (Les deux amis, Louis Garrel; Youth, Sorrentino y Mountains may depart, de Jia Zhang Ke) aparece un imagen similar, una mujer que baila sola en el encuadre, entregándose en solitario a un goce que, antaño, solía ser compartido. Y, efectivamente, las tres películas marcan un déficit o una ausencia en la posición masculina, cada una en su (más o menos previsible) estilo.
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