viernes, 22 de mayo de 2015

Los orientales fieles

Apichatpong, Jia Zhang Ke y Hou Hsiao Hsien construyen las películas que han presentado este año en Cannes alrededor de actrices a las que han ido filmando a lo largo de los años: Jenjira Pongpas, Zhao Tao y Shu Qi respectivamente. En justa correspondencia, las dos primeras prácticamente sólo han trabajado con sus mentores; Shu Qi, por el contrario, es una super estrella que le ha dado a todo en esta vida; tal vez por eso su deambular por los decorados de The assassin no provoquen el estremecimiento que sin duda desea su director.

Viendo la de Hou Hsiao Hsien dos hipótesis sobre su génesis barruntaba mi mente:
a) HHH veía Kill Bill y decidía hacer un remako con SQ
b) SQ veía Kill Bill y exigía a HHH que le montara algo parecido "o se acaba lo nuestro", suponiendo que hubiera algo entre ellos, claro.

Creo que Shu Qi pierde en la comparación con Uma Thurman; hay algo forzado en esa presencia negra fantasmática que se mueve entre telas por los corredores de una mansión donde se cuecen conjuras sin fin en una de esas provincias chinas donde tienen lugar estas historias de espadachines, aunque uno sabe desde el principio que sólo son de temer las que monta la matriarca, que los hombres son unos panolis, regla número uno cuando la protagonista del film es una doncella fálica (la crítica aquí se ha puesto como loca a citar los sospechosos habituales, que si Bressones y Tarkovskys; por no ir tan lejos podíamos hablar de la Charlize Theron de Mad Max, que hace un papel parecido y muestra parecido interés por preservar del peligro a las mujeres embarazadas, destino de la doncella fálica, excluida del comercio sexual por exigencias del guión).

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