Estoy empezando a regresar a la vida tras el palizón que ha supuesto trabajar en la gala de los Goya, evento curioso que tiene más espectadores que todas las películas nominadas juntas, y cuyas fastuosas ambiciones para el aniversario que tocaba este año estuvieron a punto de venirse abajo por la salida de madre de Álex de la Iglesia, que vio en unos minutos como todas las posibilidades de ganar algo se venían abajo.
No he visto ninguna de las obras que optaban el premio gordo, pero sobre el papel la apuesta más interesante era Buried, el resto eran fotocopias: el mismo tipo de financiación, las mismas televisiones, un periplo festivalero similar, sus 300.000 espectadores convencidos de que eso es el buen cine... (salvo la balada trompetera, que parece que es un desastre del que los espectadores salen indignados).
Probablemente Pa negre ha ganado por dos razones, porque es la mejor de las tres y porque el sector catalanoparlante de la Academia la ha votado en bloque. La película de Villaronga es la joya de la corona de la nueva política cinematográfica de la Generalitat, y parece que muestra el camino que nos espera a todos, menos producciones pero más solventes, por lo que sería lógico que, a partir de ahora, al menos una de las nominadas estuviera hablada en catalán (no sé si se ha comentado algo que en la categoría de los documentales, mucho más abierta y heterogénea que la de ficción, también ganó el "catalán").
Por si a alguien le quedaban dudas, la intervención de Jimmy Jump no estaba prevista, y a estas alturas las cámaras de seguridad no han dado con el lugar donde estaba sentado. Buenafuente casi lo mata en el backstage (los tuvieron que separar), que no paraba de decir "Mi gala! Mi gala!", y el que sacó al espontáneo del escenario no fue nadie de seguridad sino Raúl, el coordinador de la figuración que ha estado trabajando en los ensayos del evento, y colaborador nuestro en mil batallas (y como tal acostumbrado a lidiar con individuos de todo pelaje).
En las primeras versiones del guión aparecía Antonio Banderas comentando lo que molaban los Goya, pero se cayó pronto, y hasta los últimos retoques se leía la intervención de un personaje enmascarado tras la enigmática denominación XXXXXXX, y que era Almodóvar, al que tal vez no le hizo gracia la parodia que Buenafuente hacía de él; en cualquier caso al final no subió a entregar el premio a la mejor dirección novel.
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