domingo, 11 de marzo de 2012

Minimalismo de diseño


Decepcionante este film indie de diseño, que pretende (imagino) ofrecer una imagen novedosa (por hiperrealista) de lo que fueron las caravanas de pioneros que se lanzaron hacia el interior de Estados Unidos a mediados del XIX, y que resulta pasmosamente convencional en el retrato de sus personajes, especialmente en el del Meek del título, un veterano de la guerra de los indios que se ofrece como guía a tres matrimonios puritanos para llevarles a la tierra prometida, y que resulta un fraude total, aparte de racista, violento, misógino y todo lo esperable de una figura patriarcal en una película de una directora joven en vías de consolidación en el universo autoral internacional (Meek's Cutoff se presentó en Venecia y ganó un premio en Gijón, nuestro festival de cine más cool, y donde Kelly Reichardt tiene su hogar español).

Como contrapunto a este degradado producto del falocratismo occidental el grupito, en sus andanzas por desiertos y áridos roquedales, se topa con un indio al que secuestran con la esperanza de que les lleve a buen puerto, o al menos a buen arroyo. A la Reichardt hay que reconocerle aquí el acierto al retratar la radical otreidad del desconocido, incapaz de comunicarse con los miembros de la mini caravana. Por descontado, dado que estamos en territorios de la modernidad políticamente correcta, las tornas se invierten con respecto al cine clásico, y aquí son los cristianos peregrinos los analfabetos incapaces de entender los mensajes que les dirige el aborigen, al que la heroína del film (Emily Theterow/Michelle Williams, que ya protagonizó Wendy y Lucy) supone unos conocimientos cósmico telúricos en plan New Age (si bien la prota no puede articularlos en estos términos, claro, pero el espectador lo tiene claro), aunque también se percibe el buen gusto de la directora al no cargar la mano en este aspecto, dado que el secreto de lo indio seguirá siendo un secreto para todos, protas y espectadores, hasta el final, que resulta ser una variación vaciada de sentido del relato del paraíso terrenal del Génesis: los caravaneros acaban siendo dirigidos hacia un árbol epifánico cuyo significado se les escapa. Tal vez la última, y opaca, mirada que el indio le dirija a su protectora antes de perderse en la llanura venga a anticipar el aforismo de Kafka que nos recuerda que el hombre permanece en el Paraíso, pero es incapaz de apreciarlo.

3 comentarios:

Sergio Sánchez dijo...

Te unes a Tarantino y si no recuerdo mal a Jesús Cortés en el poco aprecio por tan celebrado film. Yo no lo he visto, aunque la pinta estética me atrae, espero (sin orgullo por ello) repeinadito y con la raya hecha a su posible explotación comercial en España. Habiendo disfrutado más de "Old joy" que de "Wendy y Lucy".

J. dijo...

Con permiso, discrepo respetuosamente.

Más que por hiperrealista, que también, 'Meek's Cutoff' es novedosa (aunque este adjetivo no basta para definirla o ensalzarla) por escapar del relato épico canónico sobre la conquista del oeste (aunque de esto ya se encargara la ola de westerns desmitificadores de finales de los 60 y 70), por apearlo del caballo y ponerlo a caminar extraviado por derroteros penosos y polvorientos. El retrato excesivo y contrapuntístico de Meek, emparentado con las caricaturas de los Cohen, puede ir por ahí.

Pero sobre todo -por muy (post)moderno que nos pueda parecer-, resulta novedosa por preocuparse en mostar un punto de vista ausente en la filmografía al uso: el de una mujer. Aunque sea una generalización, las mujeres en los westerns, salvo sonoras/honrosas excepciones, han ocupado un lugar incidental y subordinado, reducido a papeles (de nuevo generalizo) de esposa abnegada, madre sufriente o alegre/pérfida cocotte.

El otro elemento sobresaliente del film podemos encontrarlo en lo que apuntas sobre la 'radical otreidad del desconocido'. Pocas veces la conquista del oeste se había detenido en este encuentro/choque lleno de miedos legítimos y desconcierto. En definitiva, 'Meek's Cutoff' es el esbozo de un caminar y de un desvío, de lo que pudo haber sido, sin caer en las trampas del 'buen salvaje', ni pillarse las manos dibujando un idílico y falaz relato alternativo.

Saludos.

abbascontadas dijo...

Sergio, si andas por Madrid y no rodeado de psicópatas sexuales en la salvaje Suecia te puedes acercar a verla esta tarde a La Casa Encendida, aunque la proyección deja bastante que desear (no me suena que tenga distribución).
Vi la lista de Tarantino, aquí entre nosotros una chorrada, y más viniendo de este supuesto devorador compulsivo de todo tipo de cine, la de Jesús C, aunque inabarcable, era mucho más presentable y variada, aunque no contenía fobias (una pena, por cierto), y yo creo que la Reichardt le parece sobre todo sobrevalorada. A mí me falta Old joy, a ver si me la encuentro en la biblioteca, que sé que la editó el festival de Gijón.

J. a mí la verdad es que Meek's cutoff me gustó, tiene la ventaja de que va mejorando hacia el final, pero sus defectos me parecen irritantes: tengo la impresión que lo que describes es más lo que el film pretende que lo que consigue. A mí me dio la impresión de que se quedó a medio camino de todo, ni es tan radicalmente postmoderna en su deconstrucción de la mitología del pueblo elegido tan cara a los americanos como podría haber sido, ni resulta tan axfisiantemente física como parece (pero si siempre van impolutos, aunque no tengan agua para beber!), ni me parece que aporte mucho sobre el supuesto y publicitado punto de vista femenino: en cierta manera, cuando Emily se convierte en una heroína "moderna" y salva la vida del indio, se "sale" de la película.

En cualquier caso, siempre dejando claro que es una película que hay que ver, vamos, que partimos de la base implícita del interés de la película.