viernes, 27 de junio de 2008

Doctor Zhivago

Para H., que prefirió ver el partido

Cuenta Zizek que, durante la filmación de Doctor Zhivago en España, la gente se echó a la calle a celebrar la muerte de Franco y la llegada del socialismo, al tropezarse con una multitud que cantaba a grito pelado la Internacional por la calle. Generalmente uno vive los momentos epifánicos cinematográficos en una sala, pero no hay que descartar que el rodaje se convierta en una experiencia emancipadora. La anécdota tiene pinta de ser apócrifa, y algo inverosímil, pero tiene gracia teniendo en cuenta el entusiasmo con que el franquismo debió de acoger la adaptación (vistas las facilidades que tuvo que dar) de esta controvertida novela que le valió a Pasternak un Nóbel que le obligaron a rechazar, tras rocambolescas aventuras de originales sacados al extranjero con la (al parecer) ayuda de la CIA. En su día punta de lanza de la propaganda antisoviética, el caudal de testimonios que en los últimos años han venido apareciendo sobre toda la historia de la URSS hace que lo que veamos en pantalla resulta ligeramente blando, mientras que las características de superproducción modesta que tiene el conjunto hace que difícilmente el espectador se olvide de que está ante una laboriosa reconstrucción (en pocas ocasiones se tiene verdaderamente frío junto con los protagonistas). La historia esta llena de potenciales bifurcaciones temáticamente apasionantes, pero Lean parece haber sido contratado en su condición de eficaz gestor de grandes presupuestos y temas culturalmente prestigiosos y aplica su túrmix para dar un relato sin aristas pero plano. Irreprochable en sus fuentes de inspiración (el Potemkin; La Madre, de Pudovkin; El mundo marcha, de King Vidor-del que toma el plano recurrente en el film del personaje que avanza a contracorriente de una multitud-; el Ophuls de los melodramas de la alta sociedad; el Ford de la épica de los espacios abiertos y el amor en los tiempos de guerra), Lean nunca está a la altura de sus referentes, y parece consciente de ello.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso el grado de oposición que puede un individuo adoptar frente a lo obvia e irrefutablemente bueno. Enumerar referentes a "cascoporro" y atropelladamente(aunque no de forma tan justificada como el autor de este desafortunado comentario cree) suele ser recurso habitual en los que quieren distanciarse del resto a base de una erudición supuestamente inquebrantable. Es bonito que una película como doctor zhivago, cuyo historia por encima de cualquier drama social o político, es la de un individuo que lucha casi sin saberlo y de manera orgánica por conservar su individualidad, haya movido la opinión de este "blogero" a los senderos de la autoafirmación mediante el descrédito de un filme tan amado por tantos. Lean hacía cine para todos... aunque hoy eso sea sinónimo de "arte menor", lo cierto es que es una de las aspiraciones más bellas y lógicas que existen. Pocos ruedan con la precisión, el pulso, el maravilloso tempo y el espléndido sentido visual de David Lean. Personalmente no creo que el suyo sea un cine de referentes, es una continua afirmación del carácter de un artista. Sentimentaloide o no, clásico o no, David Lean ES... los demás es pura entelequia intelectual, es decir.. nada.
UN ABRAZO MUY FUERTE ENRIQUE

Alejo

Juan Muro dijo...

¿Pero cómo diablos van a gritar por la calle alabando la muerte de Franco y la llegada del socialismo si Doctor Zhivago se rodó en 1965 y Franco murió en 1975?.
¡Un poco de rigor, por favor!

abbascontadas dijo...

Bueno, esa es la gracia de la anécdota, que al encontrarse los españoles de los 60 con masas cantando la internacional por los pueblos de España pensaron que Franco había muerto y que había llegado el socialismo. La anécdota la cuenta Zizsek en no recuerdo qué libro y a mí me parece inverosímil, pero muy divertida.