jueves, 20 de agosto de 2009

Fuego, camina conmigo (cuando tengas un ratito)



El verano es el único período del año en que la televisión de mi casa está libre para ver películas en dvd, así que aprovecho estos días para recuperar cosas que siempre he querido ver y para las que nunca tengo tiempo, como este film de Lynch que hizo al amparo del éxito de la Twin peaks (que no he visto) y que fue tan machacado por la crítica que ni se llegó a estrenar en nuestro país.
A mí, tengo que reconocerlo, me ha gustado bastante. Fuego, camina conmigo es un remake teenager de Belle de jour, en el que una idílica adolescente lleva una doble vida de zorrón nocturno, si bien se le puede dar la vuelta y describir como una aburrida prostituta de pueblo que tiene un lado oscuro como colegial casquivana. Da igual, porque lo que Lynch deja claro es que tan tediosa es la vida diurna, con esos interiores iluminadísimos en el instituto y esos compañeros sacados de Sensación de vivir, como la de su contrapartida nocturna "demoníaca" con esos clubes oscuros donde se entrega a los soporíferos rituales del libertinaje, y donde vemos a la pobre Laura Palmer pasear su jeta de aburrimiento mientras fuma, bebe, se droga y se entrega al sexo en pandilla con desconocidos (uno de los muchos rasgos de humor de Fire... es que los compañeros del instituto resultan ser más competentes que los supuestos "iniciados" del mundo de la noche, que a la postre son los típicos tarados de Lynch que salen corriendo en cuanto pueden).
Como es de rigor, el gran ausente es el goce, ese fuego que invoca el título y que sólo aparece esbozado en el único espacio verdaderamente siniestro del film, que es, por supuesto, su dormitorio en el domicilio familiar. Como, según recuerdo, la película es posterior a la serie, ya todo el mundo sabía que el malo era el padre (ya no hace falta decir que incestuoso), así que Lynch en seguida nos cuenta que el supuesto violador (Bob) nos es más que una proyección fantasmática de Laura para ocultar el hecho de que su padre la viola desde siempre. Creo que el principal error del film es el tono histriónicamente desquiciado de la interpretación del padre, al que un punto más de contención le hubiera venido bien, ya que el pitorreo que asoma continuamente le resta puntos a la peli, que parece no tomarse en serio sus presupuestos (a ratos): El tal Bob, el Hyde de la figura paterna, parece salido de la parodia de Muchachada nui, mientras que el lado Dr. Jeckyll resulta bastante más inquietante, por ejemplo en la escena en que se obsesiona con la limpieza de las uñas de su hija, una muestra de la maestría de Lynch para dar la vuelta a las escenas cotidianas. Total, que va de suyo que el padre es una figura patética, y que el único goce que va a poder innfligirle a la hija es el del aniquilamiento, pero habría estado mejor haber dejado esto para el final y no haberlo adelantado tanto en el metraje, sobre todo porque se apunta que Laura sólo está cerca de acceder a ese goce invocado y desconocido en los brazos de Bob: la psicosis de Laura no provendría del incesto si no del goce incestuoso (la contrapartida al hecho de que el padre la quiere sólo para sí es que Laura se entrega a todos).
En fin, Fuego, camina conmigo abunda en los típicos espacios oníricos y fantasmales de Lynch, poblados por los enanos y viejas de toda la vida y con las cortinas rojas de siempre, si bien con un punto de banalidad mayor (aún) de lo habitual (Soy un brazo/Me has robado el maíz, cosas así). En ese sentido, tiene una de las secuencias más hilarantes de la ya de por sí bastante divertida filmografía del director: al comienzo del film, un jefe del FBI (interpretado por el propio Lynch) que siempre da las órdenes a grito pelado -porque probablemente está sordo- convoca a un agente en un aeropuerto. Le presenta a su ayudante y de repente señala a una figura femenina completamente incongruente, una mujer vestida de rojo y con una ridícula peluca que se pone a hacer muecas, una especie de parodia de las habitualmente fascinantes mujeres que saca Lynch en sus pelis. Parece la típica intromisión de un espacio paralelo en la realidad diegética del film, el habitual rasgo lynchiano. Cuando el agente y el aprendiz se marchan en el coche, éste último interroga al primero sobre el sentido de la aparición. Éste deconstruye racionalmente los convulsos gestos absurdos de la mujer, traduciéndolos a información objetiva (esa mano quiere decir que vamos a tener problemas con las autoridades locales, la expresión de la cara que no encontraremos donde dormir). Lo gracioso es que todo corresponde a información que se podría haber transmitido verbalmente de manera precisa, probablemente Lynch se cachondeaba de las interpretaciones habitualmente esotéricas de sus films.
Y es que uno de los pasatiempos más entretenidos de los cinéfilos es describir el argumento de los films de Lynch, que suelen ser hipótesis acerca de quién es el destinador de los mismos, o más bien a quién pertenece el delirio que contemplamos. Recapitulemos las posibilidades (y cerremos la entrada):
- Lectura en primer grado: tenemos a una adolescente esquizofrénica porque su padre abusa de ella. Se imagina un amo de su goce (el tal Bob) que no es más que un intento desesperado de contener la psicosis.
- Tenemos a una chica que se aburre como una ostra en su pueblo y se imagina que por las noches se mete en tugurios a acostarse con desconocidos, pero como los delirios tiran de lo que uno conoce, la fantasía acaba contaminada por la realidad y los saraos nocturnos son tan aburridos como la vida en el instituto, por lo que acaba imaginándose que su padre y el tonto del pueblo (que vienen a ser la misma persona) se la cepillan en su habitación por la noche.
- Una putilla se imagina que va a la escuela y tiene una mansión y unos padres respetables, pero como la única interacción social que conoce es la sexual, supone que se acuesta con todos, aunque en una versión algo mejorada con respecto a los gordos y los paletos con los que lidia cada noche.
- Un respetable padre de familia con un interés libidinal cero por su mujer está colgado con su hija, a la que se imagina como un animal hipersexual que se ofrece a todos (uno de los logros del film es que el abuso sexual es, a la vez "real" y delirado).
- Los agentes federales del FBI imaginan el mundo rural de los EEUU como un espacio absolutamente inundado por la locura incestuosa. Lo que vemos es una alucinación del agente Cooper (bueno, en realidad de la agencia al completo), del que ya vemos que está loco (lo que tampoco es aportar información si hablamos de un personaje de Lynch que encarna la ley).
Y así hasta el infinito y más allá.

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