Como Antonio y Mercedes viajan en Preferente, tienen derecho a cena y periódico, y como yo soy envidiosillo, me pido un brandy en la cafetería del tren, para no ser menos que Antonio.
Me pasan sus periódicos, y leo en El País un artículo de Boyero que necesita un proceso de traducción para ser cabalmente entendido (bueno, lo de que no se vio la peli de Raúl Ruiz porque le coincidía con la comida se entiende perfectamente): donde comenta que el Festival de San Sebastián está en crisis, y que necesita un urgente cambio de rumbo para sobrevivir, cambio que espera venga de su director nuevo, al que colma de elogios, hay que leer: este año me habéis cambiado de hotel, me habéis puesto en el Orly y me habéis sacado del Londres, cosa que considero una afrenta imperdonable, así que para el año que viene ya me estáis devolviendo los galones (habitación en el Londres) o veréis la que os espera.
En El Público leo que Raya Martin ha sido el miembro del Jurado que ha conseguido que Aita y La mezquita estén en el Palmarés. Las dos películas tienen en común que giran alrededor de un espacio, la casa familiar en el primero y la mezquita del título en el segundo. También son similares en la insuficiencia de la propuesta: ambas fían mucho a la brillantez del punto de partida. Ya escrbí de La mezquita, que, por otra parte, tenía muchos puntos interesantes. De Aita se puede decir que, a ratos, uno tiende a pensar que está viendo un film de autor entendido eso como un género tan codificado como el porno: planos fijos, adelgazamiento narrativo extremo, actores no profesionales, preciosismo en la fotografía hasta la extenuación. Como los planos duran tanto te puedes entretener enumerando las referencias, que algunas están chupadas: El espíritu de la colmena, Tren de sombras...; a mí la que más me gusta es la cita del plano final de Primavera tardía, aquel en el que Chisu Ryu se pelaba una manzana, uno de los planos más sencillos y hermosos de la historia del cine. Como Aita es cine radical, el protagonista se pela la manzana y se la come entera. El centro del film es un enorme caserón vasco que resulta ser la casa familiar del director. Majestuosa en plano general, cuando la cámara se acerca a ella o se pasea por el interior (lo de pasearse es una forma de hablar, porque lo único que se mueve de vez en cuando es el guardés de la finca, que abre todas las puertas y todas las ventanas de la casa a ritmo parsimonioso, que al fin y al cabo no tiene otra cosa que hacer) atestigua el imparable declive del inmueble, parejo a la fragilidad de toda huella de actividad humana, aquí representada en una serie de películas fundacionales de la cinematografía vasca que se proyectan en las paredes y que se encuentran en un estado de deterioro que las aproxima a la desaparición.
Se puede leer Aita como una película de fantasmas, o como una relectura de La caída de la casa Usher en versión vasco-bucólica (nada de rollitos enfermizos de romanticismo incestuoso). El guardés le da al palique con un cura que le visita de vez en cuando, unas conversaciones que tienen un punto entre burlesco y sublime con cierta gracia (hay una que está muy bien acerca de como los muertos conservan el sentido del oído después de fallecer, los conductos auditivos siguen mandando impulsos al cerebro que éste, obviamente, ya no es capaz de decodificar), pero ya me contó Miñarro que había muchas más que se suprimieron, no fuera a ser que los personajes se adueñaran del film y pasara como en El Quijote, y que les saliera una peli divertida y poco radical.
6 comentarios:
Hay un novedad editorial tema Vázquez.
http://www.sddistribuciones.com/novedades/LO-PEOR-DE-VAZQUEZ-COMIC_GLEPEORVAZQ.html
http://www.guiadelcomic.es/manuel-vazquez/lo-peor-de-vazquez.htm
Francis, voy a pasarme por la tienda lo antes que pueda y lo busco... Algo bueno tenía que tener la película. A lo mejor ahora Vázquez se pone de moda como Banksy.
Es mala la peli ? Sale Oriol Tramvia !!!
Sí, la peli es mala... La música, de Mastretta, es buena. Y además creo que había mejores actores que Santiago Segura (o su alter ego Torrente, nunca sé cuando le veo quién es quién) para hacer de Vázquez.
Publicar un comentario