lunes, 22 de noviembre de 2010

No todos los hombres han sido llamados a ser útiles

"En estas páginas habrá hechos que al lector le parecerán misteriosos, y ésa es, digámoslo, nuestra intención, pues si todo estuviera en su lugar, si todo fuera comprensible, el contenido de estas líneas les haría bostezar en seguida."


Quien le iba a decir al discreto Walser que al cabo de las décadas se convertiría en escritor de referencia en el espacio de la literatura española. Gracias a Siruela contamos con traducciones hasta de sus Microgramas, esos textos discretamente delirantes que escribió con letra microscópica en su celda del convento/manicomio donde pasó los (muchos) últimos años de su vida, y que tuvo a un par de investigadores dejándose los ojos durante años para descifrarlos (epopeya literaria que Pablo d'Ors cuenta con mucha gracia en Lecciones de ilusión).


En El bandido un narrador bastante peculiar narra las andanzas del bandido (obviamente), una especia de idiota dostoievskiano al que le hubieran extirpado cualquier carga trágica (que en el universo walseriano resultaría bastante incongruente). El narrador desgrana anécdotas relacionadas, sobre todo, con mujeres (con las que nunca llega a nada aunque suele levantar ciertas expectativas), cuidándose en todo momento de frustrar cualquier expectativa de relato, saltando de tiempos y espacios arbitrariamente y sembrando el texto de referencias a elementos que no tienen nada que ver con lo que supuestamente nos está narrando. A intervalos se nos regala con fulgurantes frases como la que da título a esta entrada, que podría ser el lema de la vida del escritor. Transcribo una de las conversaciones peculiarmente irreales del protagonista con alguna de las mujeres que se tropieza en los sitios más insospechados (en concreto, con "la mujer pintada por Henri Rousseau, totalmente vestida de marrón"):

- No mientas. Pretendes siempre hacer creer a todos los que te rodean y quisieran hacer de ti un hombre de provecho que te falta aquello que es importante para la vida y sus placeres. Pero ¿te falta ese algo tan esencial? No. Lo tienes de sobra. Es sólo que no te importa, que lo consideras un lastre. Durante toda tu vida has ignorado el bien que poseías.

- Yo no tengo ningún bien al que no le hubiera sacado partido.

- Por supuesto que lo tienes, pero eres un perfecto comodón. Cientos de acusaciones, ya sean razonables o injustificadas, te persiguen como una larga serpiente o como la cola de un sombrío vestido. Pero tú no te das cuenta.

- Muy estimada y querida mujer de Henri Rousseau, se equivoca usted; yo soy sólo lo que soy, tengo lo que tengo, y mucho me temo que nadie sabe mejor que yo lo que tengo o dejo de tener. Tal vez los caprichos del destino tendrían que haberme convertido en un vauqero, bien es verdad que soy sumamente superficial.

- Eres demasiado perezoso como para pensar siquiera que hay gente que sería muy feliz contigo y con los dones que posees.

- No, no es que sea de masiado perezoso para pensar algo así, sino que me falta la herramienta con la que inspirar felicidad.

Continúa...

(Robert Walser, El bandido, Siruela, 2004, traducción de Juan de Sola Llovet)


2 comentarios:

´´ dijo...

No he leído la novela, de Walser he leído, el primer tomo de micro gramas, el paseo, la rosa, La habitación del poeta, Jakob Von Guten, una obra de teatro Blancanieves acompañada de unos poemas, algo de cuentos de amor y algo de un libro sobre Pintura. Me faltan las tres novelas largas El bandido El ayudante Los hermanos Tanner. Sebald tiene un libro muy interesante sobre Walser.EL PASEANTE SOLITARIO: EN RECUERDO DE ROBERT WALSER. SEBALD, W.

Es bueno pero necesito tener un ánimo concreto para leerlo

abbascontadas dijo...

Conozco el libro de Sebald, que está muy bien; en el catálogo de Siruela aparece un libro de conversaciones con Carl Seelig. Y se me había olvidado contar (aprovecho para hacerlo aquí) que Blancanieves tiene una de las adaptaciones cinematográficas más curiosas de la historia del cine: a Monteiro le negaron las subvenciones para rodarla, y grabó el texto de Walser con la pantalla en negro.