sábado, 3 de abril de 2010

Violent Saturday




1- Me gusta el Cinemascope


El hecho de que hoy casi ningún director sepa rodar en formato panorámico, o en el mejor de los casos apenas hagan otra cosa que llenarlo de cacharrería inútil, ha hecho que este formato caiga en descrédito. También es cierto que muchos buenos directores han despotricado contra él (desde Ford a Rohmer). Bueno, a mí me gustan las películas rodadas en scope (si son buenas, claro). Recientemente me he visto un montón, la última esta maravilla de Richard Fleischer, con el añadido de que ha sido en pantalla grande con una copia excelente.


2- Minas


En Garden of evil había una mina de oro en el subsuelo, una mina (y un oro) que estaban de lado (en cierto modo) de lo sagrado: la mujer, una iglesia. En Violent Saturday hay una mina completamente diferente: está al aire libre, es de cobre, y en su mismo eje no hay un campanario, sino un banco, de la misma manera que el cobre es un metal fundamental para la red social (para las conducciones de electricidad y del teléfono) pero es dudoso que se le pueda dotar de una función sublime como al oro. En ese eje que va de la mina al banco (el dinero, el trabajo) es la posición masculina la que predomina.


3- Hombres


Y esa posición se muestra manifiestamente débil, o, al menos, frágil: hay un alcohólico que bebe porque su mujer le engaña (o le engaña porque poco se puede hacer con un tío que se pasa el día borracho), hay un director de banco que ejerce de ridículo voyeur con una de sus clientas más atractivas mientras se muestra despiadado con una bastante más feúcha, hay un millonario que persigue a las mujeres ajenas mientras huye de cualquier compromiso, hay un amish que pretende defender a su familia de la violencia mediante aforismos evangélicos de calendario escolar, y está Víctor Mature, eficaz ejecutivo, ejemplar esposo y padre de familia modelo según los patrones pedagógicos más progresistas, pero con una pequeña falla en su currículum: no pudo combatir en la Segunda Guerra Mundial porque su labor en la mina era fundamental, lo que le convierte en un padre sospechoso a los ojos de su hijo, que es lo peor que le puede pasar a un padre: en resumen, está en la posición del padre imaginario, pero tiene que demostrar su capacitación como padre simbólico, lo que implica afrontar lo real, que es lo que se le viene encima, a él y a toda la comunidad.


4- Los malos


Los atracadores son los profesionales más eficaces que aparecen en la película. Los más listos. Los que ven más cosas (especialmente las debilidades de los habitantes del pueblo donde van a cometer el atraco). En realidad, tienen todas las papeletas para triunfar en ese estructura social que se ha ido debilitando por las carencias masculinas (sobre todo). Finalmente, si meten la pata es porque acaban mezclando a los únicos que les pueden hacer frente: Víctor Mature está dispuesto a dejarlos marchar para alejarlos y ahorrarse problemas, el patriarca de los amish es capaz de dejarse matar antes que utilizar la violencia, pero la intersección de las dos posiciones (la entereza ética del amish y el valor y el poderío físico de Víctor Mature) consiguen frenar in extremis la violencia devastadora de los atracadores.

5- Relectura

Cronenberg releyó muy bien esta película en Una historia de violencia: si en Violent Saturday Mature encarnaba todavía cierta ejemplaridad heroica del orden de la Ley, en la película de Cronenberg Viggo Mortensen acaba dando forma a la fantasía obscena que anida en el inconsciente de la familia: para llegar a ser un buen padre de familia y un esposo sexualmente deseado por su mujer debe convertirse en un killer psicópata e infalible.

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