martes, 18 de mayo de 2010

Beauvois



Sólo conocía Selon Matthieu de la obra de Xavier Beavois, que hace una película cada 5 años. Des hommes et des dieux cuenta la guerra civil brutal que se vivió en Argelia en los años 90 (Robert Fisk contaba que los miembros de Hamás no se podían creer las atrocidades que se cometieron en aquellos enfrentamientos que costaron decenas de miles de muertos) desde un punto de vista "exterior": la comunidad monástica que fue exterminada por (supuestamente) fundamentalistas en el año 97.

La película muestra con meticulosidad los ritos cotidianos de los monjes, de gran belleza, y la fluidez con la que comparten el espacio social con la comunidad árabe que rodea el monasterio. Este punto de vista a la vez exterior (en cuanto católicos en un mundo islámico, franceses en Argelia) e interior (ya que la mayoría lleva años en el territorio y mantienen fuertes lazos sociales con la población local) permite mostrar el carácter especular y absurdo que tuvo aquella sucesión de matanzas, en las que los comandos integristas y los escuadrones del ejército resultan parejamente amenazantes.

El conflicto ético que emerge es, inevitablemente, el del abandono del lugar, que escinde a la comunidad. Beauvois filma con parsimonia e concentración los debates entre los pocos monjes que pueblan el enorme monasterio, de intensidad creciente según va quedando claro que van a ser sacrificados como chivos expiatorios. El film plantea el dilema de la (in)significancia del sacrificio (sobre todo en nuestros días, donde cualquier asunción militante de la defensa de una Palabra Verdadera despierta sospechas inmediatas) que les espera: ¿hay garantías de que esa muerte hará fructificar el Verbo por el que se muere, o se convertirá en otro acto azaroso y anónimo de destrucción que se perderá en el desagüe de la historia? Así se pone sobre el tapete el carácter "loco" de toda elección ética radical, la que cambia los parámetros mismos con los que puede ser juzgada: finalmente, si la Palabra que sostienen los monjes merece que mueran por ella es, precisamente, porque ellos resistieron allí donde debía ser defendida.

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