Un homme que crie compite como película africana, y transcurre en Chad durante la reciente guerra civil, aunque todas las instituciones que ponen pasta en la película según los títulos de crédito son europeas.
Comienza con un plano muy bueno, un padre y un hijo que tienen una pequeña competición en una piscina para ver quien aguanta más tiempo debajo del agua, y lo que sigue a continuación es la descripción del derrumbe de esa figura paterna, en su día héroe de la natación nacional y hoy socorrista más o menos de escaparate de un hotel que acaba de caer en manos de los chinos, que deciden aplicar "razonables" medidas empresariales y lo mandan a vigilar la barrera de entrada a la instalación hotelera (o sea, como en El último, pero al revés, aquí la pesadilla es tener que llevar uniforme).
Ese primer plano anticipa el último, y en ese juego de resonancias está lo mejor del film (y en la narración de como se vive en la cotidianeidad de una ciudad africana esas debacles que acostumbramos a ver en los medios en estereotipadas imágenes de caravanas de desplazados y en esos campamentos perennes gestionandos por siniestras tropas internacionales, de cuyas tropelías siempre nos enteramos a posteriori).
La peli no está mal, y tampoco es una cosa del otro mundo, lo peor que le podría pasar es que le cayera algún premio condescendiente.
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