El domingo pasado (Domingo de Ramos) me acerqué a Torrespaña porque retransmitíamos la Misa del Papa desde el Vaticano, y el comentarista que se acercaba a hacer de reserva del titular (que es un escolapio catalán-y por lo tanto nacionalista- que se encuentra en Roma) es nuevo en la tele y nunca había pisado la Torre. Quedé con él para desayunar (el comedor de informativos tiene plancha, por lo que te pueden calentar los croasanes y las baguettes), y mientras llegaba leí el reportaje que El País dedicaba a la decisión de Rajoy de quedarse al mando del PP. aunque más bien parecía un aviso de la oposición que haría PRISA al liderazgo de Esperanza Aguirre en el partido conservador, aviso dirigido, sin duda, al Mundo y la COPE, los grandes valedores de la Presidenta madrileña (por cierto, algún comentario recabado en Orihuela, zona de fuerte implantación pepera, parece confirmar que la Aguirre está lejos de concitar entusiasmo lejos de la metrópoli).
Pues la retransmisión marchó como la seda y yo dejé a Javier en su cabina y me marché a ver mundo, lo que básicamente consistió en pasearme por la zona que hay entre el Retiro y la Castellana (el barrio que más me gusta de Madrid) y darme una vuelta por el Caixa Fórum, donde me compré entradas para la proyección de las Histoires du Cinema godardianas y me vi la expo de la colección permanente de la Fundación, entre las que me llamó la atención y gran lienzo de Anselm Kiefer, del que es obvio no había oído hablar en la vida.
La obra se llama Dionisio Aeropagtita -El orden de los ángeles, y según señala el rótulo está hecha de "plomo, zinc, cartón, acero, acrílico, emulsión, óleo y laca sobre tela". Viene acompañada de un texto que transcribo:
"A partir de 1984, Anselm Kiefer se centró en el paisaje de tonos oscuros, con un horizonte alto que enfrenta al espectador con una tierra quemada, devastada y asolada por el sufrimiento humano. En este díptico el artista representa una alegoría de la salvación espiritual. Perteneciente a una serie de pinturas de ángeles, es una obra rica en efectos pictóricos y densa en significados, cuya iconografía surge de una amalgama de elementos gnósticos, cabalísticos y místicos.
Como indica su título, escrito en el ángulo supoerior izquierdo, Kiefer parte del texto del Pseudo Dionisio Aeropagita, aparecido en el siglo V, que establece una jerarquía celestial de nueve órdenes (serafines, quewrubines, tronos, dominaciones (o dominios), virtudes, poderes, principados, arcángeles y ángeles) en orden descendente según su cercanía a Dios. Representa dichos órdenes mediante rocas de plomo que caen sobre la tierra. Una hélice de avión, también realizada en plomo, domina la obra, como símbolo de vuelo y trascendencia. Kiefer asocia aquí el fuego a los poderes redentores del arte, que podrían llevar a la sociedad a su condición más espiritual".
A costa de alargar en exceso esta entrada, comentaré que la obra del Pseudo Dionisio tuvo una importancia capital en la Edad Media, y hasta la llegada de Swedenborg, visionario que hizo de los ángeles probos funcionarios, este tratado era la obra de angelología más importante que había dado el cristianismo. El caso es que habría que descubrir cuales son los motivos cabalísticos que hay en este lienzo. Por mi parte, las alas me parecen una especie de alas irrisorias, algo manifiestamente incapaz de ninguna trascendencia, pero allá cada cual con sus interpretaciones.
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