domingo, 8 de febrero de 2009

Sabrina


Me encontré con que pasaban Sabrina en la Filmoteca, y con ese ardor pedagógico que tenemos los padres de hijos adolescentes decidí que era la película ideal para llevarme a mi hija de 14 años la tarde del sábado, bendecido por Susana, a quién le encanta la película y la considera ideal para alguien que sea a la vez joven y chica.

Sabrina es una variación de El patito feo y Cenicienta, los dos Ur-text de cualquier relato que quiera triunfar entre el público femenino, y de ahí deriva su eficacia, porque como peli tira a floja, con un montón de errores de bulto, empezando con el garrafal del casting, que de tan disparatado casi sale bien: La abrumadora falta de química entre Bogart y Audrey Hepburn hace que la parte en que él se toma el trabajo de seducirla como algo más soporífero que sus tediosas reuniones de trabajo resulte convincente, pero el final feliz no hay quien se lo crea. La verdad es que Bogart parece mortalmente aburrido todo el rato, salvo cuando algo parecido al odio o al desprecio por su partenaire asoma en su mirada. Tampoco parece que Wilder fuera la persona más adecuada para llevar a buen puerto una comedia romántica como ésta, en la que tuvo que esconder esa acidez marca de fábrica de la que parecería que acabó esclavo. Aquí asoma en algún punto, en la que es la gran contradicción del film, el hecho de que Sabrina se vaya a París como atolondrada adolescente y vuelva a los dos años hecha una refinada femme du monde, capaz de merendarse a un millonario en una noche, pero a la vez nos tengamos que creer que sigue siendo una angelical e inocente joven (un poco la imagen que casi de manera natural impone la delgadísima actriz). Como yo pertenezco a esa secta secreta y perseguida de los que no tienen aprecio por el Wilder director casi agradezco que se le impusiera cierta ligereza y simplicidad al conjunto, lo que da lugar, al menos, a una gran secuencia, la que tiene lugar en el despacho hacial el final y en el que casi vemos a la Hepburn cocinando.

5 comentarios:

Daniel Quinn dijo...

Yo tengo un buen recuerdo adolescente de la peli. Creo que le viene bien su ingenuidad y simplicidad, como dices. Siempre me chirrió la Audrey doneniana de Dos en la carretera...

En favor de Wilder, yo compararía Sabrina con Pretty woman, por ejemplo, y la diferencia me parece abismal.

A veces pienso una película comparable en el cine actual y no la encuentro, aunque en realidad no creo que tuviera sentido algo como Sabrina hoy en día... Sin embargo, ¿qué obras ejercerían la labor pedagógica de estos clásicos actualmente?

Ayer estuve a punto de ir a verla (reconozco que me apetecía); estaban mis padres de visita y después de la excursión de rigor a ver a Bacon nos debatimos entre Adoration o ver una vez más Sabrina. Al final, en una jugada nefasta, nos decantamos por Adoration en La casa encendida, donde nos quedamos sin entradas y ya no llegamos a tiempo a la otra.

Un saludo.

Susana dijo...

Sabrina es una comedia romántica sencilla y absolutamente DELICIOSA. Si no has sido capaz de apreciarlo y te has dedicado a analizar si Bogart se aburría durante el rodaje o si es increible que una chica regrese de dos años de estancia en Paris siendo igual de ingenua que cuando se fué, es que no has entendido nada y además la has sacado completamente de contexto (¡es una peli de los años 50!). ¿Desde cuando todo lo que aparece en las peliculas tiene que ser siempre creibles? Por supuesto que todo es completamente irreal y si lo analizas poco convincente, ¿pero acaso es convincente que la carroza mágica de una supuesta princesa regalada por un hada madrina se transforme en calabaza pasada la medianoche? Y sin embargo todos tenemos integrado el cuento, los símbolos y lo que representan. A mi no me chirría nada, me parece todo de lo más normal y el final feliz encaja perfectamente. Estoy segura de que tu hija llegó al fondo de la peli mejor que tú.

abbascontadas dijo...

Bueno, lo que pasa es que Sabrina no vuelve tan ingenua como se va: en la secuencia del paseo en coche y de la fiesta nocturna demuestra una seguridad sexual en sí misma pasmosa, así como una claridad meridiana acerca de su deseo, que no es casarse con David sino llevárselo al huerto/cancha de tenis: lo que queda clarísimo en la parte Wilder (la primera) del film es que ella quiere ocupar el puesto de las amantes pasajeras y no de la esposa; si Sabrina es una comedia romántica y no un melodrama, como Carta de una desconocida, es porque no se consuma el encuentro y la cosa se lía con la entrada del hermano mayor; aunque se apunta la posibilidad de que éste estuviera enamorado en secreto de Sabrina desde siempre (lo que diría bastante acerca de una inclinación sexualmente incorrecta, teniendo en cuenta la diferencia de 30 años que hay entre ellos) esto, como cualquier arista espinosa, se abandona en la segunda parte, tan eficaz como convencional: y Sabrina vuelve a ser una joven impulsiva de buen corazón que hasta enamora al pedernal de Bogart. En realidad estas tensiones le añaden, y no le restan, interés a la peli, y que funcione tan bien no deja de ser curioso.
Por supuesto que a mi hija le encantó.

Yo también tuve que elegir entre Adoration y Sabrina, pero tenía claro que si no compraba las entradas de LCE antes se acabarían, y tenía referencias más bien regulares de la de Egoyam, así que opté por Wilder e iniciar a mi hija en la filmo, que también estaba hasta arriba.

No he visto Pretty woman, aunque es obvio que la matriz narrativa es la misma, lo que demuestra que el paradigma de la Cenicienta se puede considerar casi inmortal, dado el éxito que tuvo. Como comedia romántica de nuestro tiempo, me quedo con la segunda historia de Chungking Express.

Daniel Quinn dijo...

Diana con Chungking Express, no se me había ocurrido. Además, es el claro precedente de Amelie, otra comedia romántica canónica del cine comercial :P.

Yo no imaginaba que Egoyan agotara entradas..., no quedaban ni las anticipadas para el domingo. Si ni siquiera con Garrel en plenitud de facultades se llenó la salita, yo pensaba que con Egoyan, después de unos años de capa caída, iría mucha menos gente.

abbascontadas dijo...

Hay que asumir que Garrel, en España, es para una secta muy minoritaria. Yo me inicié en su culto en el ciclo de la filmo de hace cuatro o cinco años, y éramos cuatro gatos, y ya Garrel iba a Venecia con todas sus pelis, y entonces a nadie se le había pasado por la cabeza editarlo en dvd. Aún así resulta raro que no llenase LCE, con lo chica que es; pero el lleno de Adoration estaba cantado, aunque esto del público es un misterio, últimamente me he encontrado más gente en la filmo para tragarse los pestiños de Clouzot que para ver Los pájaros o Barry Lyndon