sábado, 15 de mayo de 2010

Naomi


(Para Francis Black)

Pues ya he entrevistado a Naomi Watts, que interpreta al personaje central de la última película de de Woody Allen, que en estos momentos hace la delicia de los periodistas en la rueda de prensa. Muy profesional y simpática, si tengo un rato transcribo algo de la entrevista. A todos los actores les he preguntado como consigue Allen esos impresionantes castings, y por lo que cuentan es muy meticuloso, a los actores ingleses les mandaba un par de escenas para que las grabaran en vídeo, se las hacía mandar a Los Ángeles, y luego, si pasaban el corte, les mandaba más escenas, y más pruebas. Gemma Jones, gran dama del teatro inglés que interpreta a una mujer madura a quien Hopkins abandona tras años de matrimonio (para echarse en brazos del típico zorrón descerebrado de Allen) y que acaba en manos de una adivina que le saca los cuartos y dirige su vida, me cuenta que Allen era muy puntilloso con los vestidos de su personaje, por ejemplo.

Ayer Allen, que no disimula para nada lo poco que le gustan las entrevistas y, en general, estos saraos, decía en la entrevista que para ser feliz es mejor ser un completo imbécil, y que los idotas que creen en un Dios bueno que vaga por las alturas o chorradas como la astrología finalmente son las personas que viven mejor. De hecho, Naomi Watts interpreta al personaje más lúcido e inteligente del film, y es quien se lleva la peor parte (no adelanto más).

Una más de Allen, con estructuras narrativas conocidas y personajes que saltan de peli en peli bajo la piel de diferentes actores, y una escena de genio: Josh Brolin interpreta a un escritor en sequía creativa que se enamora de una vecina a la que espía por la ventana. Fascinado por esa visión (similar a la de Ricardo Trepa en Singularidades de una chica rubia) consigue avanzar en su relación con la joven hasta que consigue acceder a ese espacio tantas veces intuido desde su casa. En ese momento, una mirada fugaz le descubre a su mujer (Naomi Watts) desvistiéndose a través de la ventana desde la que antaño miraba a la casa donde ahora está, momento en que se reaviva cierto deseo ya muerto, una vez que consigue reproducir un marco fantasmático que despierta su interés, toda una sucinta lección acerca del la mirada y el deseo.

2 comentarios:

´´ dijo...

Ostras gracias por la dedicatoria, Naomi Watts estoy impresionado.

Susana dijo...

Ya quiero verla! (la peli)