miércoles, 11 de agosto de 2010

Decepción


La decepción literaria del verano ha sido Las teorías salvajes, una novela que ha concitado una inextricable selva de alabanzas. La novela no está mal, pero tras la catarata de elogios se espera más. Aparte de ser un producto con pinta de haber estado muy diseñado para situar a su fotogénica autora en el panorama literario (da la impresión de que ha habido tijeretazos para aligerar el grosor del volumen), el libro tiene ese irritante tono de las obras empeñadas en demostrar en todo momento lo listo y brillante que es su autor, con esa acumulación de citas/parodias de toda la panoplia de la intelectualidad del siglo XX (con momentos impagables, como la burla de la jerga lacaniana que se nos brinda en la presentación de un vídeo de una de las protagonistas), y ese cachondeo con el que trata los años "heroicos" de la izquierda revolucionaria argentina, aquí descritos como un videojuego.


Cuando un grupo humano no regula claramente este momento de pasaje [la adolescencia] o transición, cuando fracasa en la tarea de preparar emocional e intelectualmente a sus miembros para asumir funciones adultas, se puede observar que surgen formas equivalentes a los ritos de iniciación, generadas por la estructura grupal adolescente.

Silvia Tubert, Ritos de iniciación y crisis adolescente



Pola Oloixarac comienza algunos de los capítulos de su novela con la descripción de varios ritos de paso en culturas primitivas, caracterizados por la violencia y la eficacia simbólica. La violencia sigue presente en los juegos de los protagonistas adolescentes de Las teorías salvajes, dos parejas que vienen a ser la misma desdoblada en una versión fea y lúcida y otra fascinante y lánguida, pero su horizonte no es la integración en el mundo adulto sino una apoteosis de diversas variantes virtuales del apocalipsis y variaciones inacables de encuentros sexuales a ratos triviales y a ratos sórdidos, pero sin ninguna densidad emocional, aunque su pasatiempo favorito es mostrarse a todas horas agotadoramente brillantes.


(Hay otra historia en el libro, una estudiante que narra con estilo conspiratorio una anécdota que se va desvelando completamente trivial y absurda, a ratos muy divertida, su intento de seducción de un profesor de universidad mientras nos hace creer que es una femme fatale consumada e infalible, algo que los hechos que narra contradicen continuamente).

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