jueves, 17 de diciembre de 2009

Dos fotografías

What might have been is an abstraction

Remaining a perpetual possibility

Only in a world of especulation.

T.S.Elliot, Burnt Norton


Voy a la sala de exposiciones que tiene La Fábrica en la calle Alameda aconsejado por Mercedes, con la idea de ver una exposición de Marina Abramovich, excusa ideal para reencontrarme con un gran amigo de la adolescencia, que trabaja en la editorial, y que me desengaña: la expo de Marina se ha clausurado ya ("Da miedo en persona", me cuenta); se acaba de inaugurar una de Gregory Crewdson, del que no sé nada. En la sala que tienen a nivel de calle hay varias fotos de tamaño medio, espacios vacíos y desolados, en la penumbra del atardecer o de las primeras luces de la mañana. En algunas aparece un nutrido equipo de rodaje, así que aventuro que tal vez se trate de las fotos de un rodaje, las obras no tienen títulos. En el piso de abajo me encuentro con las fotos "de verdad". Tres enormes fotografías, con una textura pictórica, dos de ellas en exteriores, la otra la que está aquí colocada. Espectaculares, descubro que el equipo de rodaje es el que mueve el fotógrafo para su trabajo, que tiene un diseño de producción cinematográfico. La habitación de motel donde esa mujer madura descansa su desolación es un decorado. La referencia más clara es Hopper, claro, y Lynch, aunque lo primero que se me viene a la cabeza cuando la veo es el motel más famoso de la historia del cine, el de Norman Bates, y uno se imagina a Janet leigh esperando eternamente a ese amante esquivo que nunca llega o al aesino que no se atreve a traspasar la puerta.


Cerca de allí, en el Caixa Fórum, Hannah Collins presenta también fotos en formato grande, de índole diferente. La que me llama la atención es la que aparece a la izquierda, una estantería arrumbada que apenas se sostiene en pie pero que todavía alberga unos cuantos libros desparramados, bastante deteriorados por la humedad y con pinta de no haber sido abiertos en años, pero que tienen trazas de haber sido muy concurridos en sus buenos tiempos. Aquí es Pedro Costa y sus espacios devastados lo que se me aparece, hay algo de esperanzador en esa permanencia de la palabra humana en los ámbitos más improbables. El título cambia completamente la perspectiva de lo que leo en la foto. resulta que estamos en la casa natal de Nelson Mandela, convertida en Monumento Nacional, preservada (o reconstruida) su pobreza como recuerdo de un pasado ominoso y como homenaje a un héroe y como atracción turística políticamente correcta.

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