viernes, 11 de diciembre de 2009

Estonia y el colapso de la URSS

Ayer me acerqué a ver todo lo que mis obligaciones paternopatriarcales me permitieron de Lituania y el colapso de la URSS, una curiosa obra de Jonas Mekas en la que edita todas las grabaciones que hizo de los reportajes que sobre la independencia de su país natal emitieron los informativos norteamericanos en aquellos días en que Gorbachov abría siempre el Telediario. Mekas grabó con una cámara infinidad de noticiarios (ordenarlos debe de haber sido una labor de chinos), y en la banda de sonido se cuelan los ruidos familiares, sobre todo niños que chillan, lo que le da un aire gracioso a lo que vemos, que por otro lado tiene una textura agotadora, si bien el artilugio da para que algún teórico se ponga las botas escribiendo toneladas de páginas, aunque a un profano lo que le queda es la desesperanzada trivialidad de los media ante los acontecimientos, mientras se tiene la sensación de que la verdadera partida se juega en otro lado (aunque tal vez no, quién sabe).
Lituania... me trajo a la memoria uno de mis recuerdos favoritos de la década en que trabajé como cámara en TVE; en el 92 estaba en Barcelona con el operativo que retransmitìa el ciclismo en pista, un deporte del que no sabía nada y que descubrí que tiene bastantes variantes. Resulta que en una de ellas destacaba, precisamente, un estonio, evidentemente un deportista que hasta ese año había tenido que competir con la bandera de la URSS.
El día de la final se destacaba el único estonio que debía de haber en la grada porque llevaba un enorme banderón que no cesó de agitar en todo momento. Al final el campeón báltico se hizo con el triunfo y, por lo tanto, en la entrega de medallas se izó la bandera y sonó el himno estonio, la primera vez que ambas cosas ocurrían en un montón de décadas, momento muy emocionante en el que el espectador se derrumbó completamente y se puso a llorar como una madalena, hasta el punto de que hasta el deportista se acercó a abrazarle y animarle.



Lo curioso (de la memoria) es que al buscar posible información en internet sobre este evento he descubierto que se trataba de una ciclista, Erika Salumae, que en esta foto acaba de recibir la medalla de plata en los Juegos de Seúl del 88, todavía con el equipo de la URSS (la de la izquierda), una leyenda en su país, supongo, atendiendo a la cantidad de medallas y premios que ha ganado.

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