sábado, 6 de febrero de 2010

Horror of Dracula



Aprovechando que hay un ciclo de la Hammer en el Círculo de Bellas Artes quería llevarme a mis hijos a ver el Drácula de Terence Fisher, visto lo que les había interesado la adaptación teatral de la novela de Stoker que vimos hace pocos meses. Pero como el pase era el viernes, día que está impepinablemente destinado al botellón adolescente, ritual al parecer de carácter sagrado, acabé yendo solo, pensando que iba a ver Drácula, príncipe de las tinieblas, para encontrarme con Horror of Dracula, otra variación sobre el vampiro aristócrata que Fisher había rodada casi una década antes. Supongo que esta película la he visto en la tele de pequeño, porque hay un par de imágenes que recordaba perfectamente.


Horror of Dracula es como un concentrado de cámara, con pocos personajes y pocos decorados, apenas dura 80 minutos, y es magnífica. Habitada por violentas pulsiones incestuosas (y no solo de los "malos"), la versión del personaje es la clásica de Amo Siniestro del Goce Femenino, trazada de una manera tan precisa que hay secuencias que podrían servir de introducción al psicoanálisis. Y como me he tropezado en youtube con una de las más memorables del film, que resulta una de las más poderosas recreaciones de la fantasmática escena primordial (en su versión más "demoníaca) que se puedan ver en una pantalla, paso a glosarla. Es una versión en alemán, pero el fragmento que comento es casi mudo. Jonathan Harker (que aquí se hace pasar por bibliotecario pero sabemos que va a matar a Drácula) se ha retirado a su habitación y descubre que le han encerrado. Adormilado ante la chimenea, se despierta al escuchar un ruido, comprueba que la puerta está abierta y un ruido parece guiarle hacia la biblioteca. Allí se encuentra con una atractiva y enigmática mujer que ya se le había "aparecido" previamente, y que le pide ayuda para escapar de Drácula mientras se le ofrece de manera inconfundiblemente erótica. Harker queda prendado en la trampa del objeto de deseo, y la mujer le pega un mordisco. En ese momento hace su aparición Drácula, que separa violentamente a la pareja, igual que en el Edipo la función del padre es separar al hijo del objeto absoluto de deseo, la madre. Drácula ejerce de padre omnipotente y no tiene problemas para deshacerse de Harker, que no puede hacer otra cosa que observar impotente como Drácula se lleva a la mujer a su alcoba. En el siguiente plano Harker vuelve a estar en su dormitorio, en el momento de despertarse, y comprueba que la puerta sigue cerrada. Aunque la escena primordial haya sido delirada, su inscripción en Harker es real, en forma de incisión en el cuello.


http://www.youtube.com/watch?v=bqdJx3adE0A


Por supuesto, aquí no hay castración simbólica: Drácula no ejerce de destinador simbólico, sino de amo incestuoso, de padre de la horda que acapara a todas las mujeres (de hecho, no conoce nada del orden de la diferencia sexual, porque al primero que se merienda es al propio Harker -que, por cierto, le da un aire a Butragueño, anotación sin ningún valor teórico pero que me hizo mucha gracia-). Fisher filma el encuentro de Drácula con sus víctimas, Lucy y Mina, como una noche de bodas, con sus alcobas abarrotadas y esos camisones victorianos con su punto erótico, los rostros femeninos anhelantes e inquietos. Como bonus final, un desenlace sorprendentemente rápido, acostumbrados como ya estamos a esos clímax interminables con que nos torturan los realizadores y productores de nuestros días.

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