Asímismo se nos cuenta la hilarante trayectoria del director, retratado como un soberano imbécil y un cantamañanas de tomo y lomo, con alguna de las secuencias más divertidas del muy divertido Lynch, como aquella en que se encuentra a su novia en la cama con el operario que limpia la piscina.
Por descontado abundan las imágenes marca de la casa, como las figuras de poder misteriosas, siniestras e irrisorias, como el sempiterno enano que salta de peli en peli o el Cowboy, una figura ridícula que sin embargo resulta bastante inquietante, y que le indica al director lo que debe hacer para salir del atolladero en que se encuentra (que es, básicamente, ceder en su aspiraciones y aceptar las imposiciones de una pareja de gánsters también desternillantes y aterradores).
Total, que las dos protagonistas se conocen, se hacen amigas, y aunque ya son dos adultas se meten en un fregado algo tontorrón que al director le sirve para ocultar que probablemente:
a) Son la misma chica en diferentes momentos, lo que podría llevar a la conclusión que lo que vemos es el conocido trayecto de la joven ilusionada que llega a la gran ciudad con ganas de comerse el mundo para acabar estrellada, chapoteando en la prostitución y en los brazos de un mafioso que la liquidará en cuanto la engañe. La película estaría narrada en el delirio de la agonía, siguiendo esa curiosa costumbre de muchos films de los últimos años de contar la historia desde el punto de vista de un muerto.
b) Las chicas son distintas y cada una es el delirio de la otra: la chica ingenua delira que es una actriz fascinante, y la amante del gánster que es una ingenua chica del campo que tiene una nueva oportunidad. En ambos casos el delirio imaginario se iría degradando paulitanamente para acabar en brote psicótico.
En cualquier caso Mulholland drive se abisma en el conocido espacio irreal de Lynch justo en el momento del encuentro sexual de las protagonistas, que filmado en la oscuridad de la alcoba tiene un marcado carácter fantasmático. Como se recordará, justo después del citado encuentro se van al Club Silenzio (casi una parodia del espacio "oscuro" lynchiano, con sus cortinas y sus playbacks) lo que da paso a la parte delirante del film, en la que las protagonistas saltan de espacio en espacio y de personaje en personaje, hasta que aquello acaba como el rosario de la aurora.
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