El ayudante de producción sale de su casa para coger el metro como cada día. Hay varios itinerarios para alcanzar la estación, y hoy elige el que pasa por el campo de fútbol donde a menudo se juegan partidos, pero a estas horas está vacío. El ayudante de producción se ha sentado alguna vez en las gradas de piedra, pero pierde siempre el interés en seguida, y siempre le cuesta decidir a quién tiene que apoyar en el campo. El ayudante de producción recuerda un día que fue con su hijo pequeño para que se inscribiera en un equipo de fútbol. Le hicieron unas cuantas preguntas, y el hijo pequeño parecía ilusionado, pero después dijo que no quería ir a entrenarse. El cielo es azul brillante, como suele ser cuando está nublado, y el ayudante de producción sería feliz si no fuera porque nota un pinchazo en el dedo gordo del pie derecho. La molestia es soportable, pero sentirla todo el día le parece que le hará perder los nervios, así que decide sentarse en un banco y quitarse el zapato. Pero los bancos parecen mojados porque ha debido de llover por la noche. El ayudante de producción tiene que elegir entre sentarse en un banco mojado o aguantar con el pinchazo hasta que llegue a un sitio donde pueda quitarse el zapato sin que nadie se sienta molesto. Finalmente se sienta, y el banco no está mojado en absoluto. Una mujer llama a su perro imperiosamente, que parece interesado en la maniobra del zapato. Lo que molesta es un trozo de uña. El ayudante se pregunta como habrá acabado la uña en el zapato, pero tiene que seguir andando para llegar al metro. En cuanto cruza la calle se olvida de su pequeña aventura.
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