sábado, 30 de abril de 2011

El retorno de la exégesis

Cualquiera que se haya acercado a los comentarios de de los textos sagrados de las religiones que tenemos más a mano se habrá quedado fascinado con el refinado virtuosismo que estos alcanzaban, y (todo hay que decirlo) con el morro que le echaban los comentaristas para hacer decir al texto comentado lo que les venía en gana (en mi caso, lo último ha sido el sermón de Eckhart sobre el pasaje del evangelio de Lucas acerca de Marta y María, en el que el maestro renano lleva a sus cotas más extremas el arte de hacer decir a un fragmento lo contrario de lo que manifiestamente dice).

Perdido ese noble arte, nos conformaremos con su versión laica contemporánea más interesante, que es la interpretación de lo que dicen los deportistas de elite en las entrevistas, el género literario más vacío de contenido semántico que la historia humana ha conocido. Si alguien que no tiene ningún interés en el fútbol leyese varios periódicos estos días, probablemente llegaría a la conclusión de que Cristiano Ronaldo convocó en un congreso multitudinario a todos los medios del mundo, y una vez reunida a toda la concurrencia anunció, en tono solemne, que no le gustaba el juego que había desarrollado en el celebérrimo partido de ida de la champion league del otro día (partido que ha resucitado una práctica estalinista fascinante, la del retocado de la imagen, en este caso la del igualmente celebérrimo plantillazo de Pepe a Alves, del que circulan por internet versiones para todos los gustos, en las que Pepe no toca a Alves o en las que prácticamente le rompe la pierna: alguna tiene que haber sido manipulada). Las palabras de Ronaldo han sido glosadas en todos los medios como una de las rewvelaciones más importantes de los últimos tiempos, lo que no deja de ser sorprendente, puesto que si se hubiera hecho una encuesta preguntando a los espactadores si creían que a Ronaldo le había gustado el partido que había jugado, el 100% habría contestado que no, que el portugués se había ido del campo acordándose de la madre de mucha gente y echando espuma por la boca. El caso es que el jugador madridista hizo esas declaraciones en caliente, al término del partido, y en medio de una ristra de preguntas de índole igualmente trascendente, pero puestas sobre el papel adquieren un tono majestuoso que en directo, desde luego, no tenían. Afortunadamente, Mourinho no ha convocado a su jugador estrella para el partido de hoy (resulta que todos los periodistas saben, no se sabe como, que Ronaldo está obsesionado con superar a messi en el trofeo pichichi, trofeo casi tan ridículo como su nombre), con lo que la mitad de los columnistas del país ya tienen tema para escribir un par de columnas, y lo mismo se puede decir de los blogueros, como se puede ver con este ejemplo.

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