En un gesto de indudable valentía, me he hecho con un ejemplar del que se denomina (a sí mismo) como un escritor marginal y perseguido, y es considerado por sus exégetas como el último escritor insobornable y radical sobre la tierra (del castellano). Por extrañas razones no hay que buscar sus libros en las catacumbas de la edición semiclandestina, no: Goytisolo publica en Alfaguara, Mondadori, Seix Barral, Galaxia Gutenberg, y sus artículos aparecen en El País, eso sí, siempre haciendo alarde de lo minoritario que es. Tan es así que corren rumores de que hubo un año que se pierde en los anales de las eras míticas en que ninguna universidad de verano le dedicó un curso, leyenda ésta que alguno considera inverosímil, y otros que tal vez se refiera a la época en que Goytisolo todavía no había publicado nada, e incluso hay extremistas que susurran por lo bajo que la tierra ha conocido felices eones en que no se conocia El Curso de Verano de la Universidad, pero esos son los menos y no se atreven a dar la cara.
Pues como iba contando, aprovechando que mi hermana, que es la custodia de los sagrados textos goytisolianos en la casa paterna, está currando en el Cervantes de Pequín, he arramblado con el ejemplar de La saga de los Marx que andaba penando su existencia en el purgatorio de los libros-que-nunca-se-abren por casa de mis padres, y como siempre que me leo una novela suya esperaba encontrarme un texto radical, experimental, exigente, ilegible para un lector medio como yo, que casi se diría que no he abandonado ese extraño y denostado mito de "la novela decimonónica", que es el espantajo con que nos acosan los escritores que escriben sin puntos y sin poner nombre a los personajes.
Pues esta vez tampoco. La saga de los Marx es perfectamente legible, divertida a (bastantes) ratos y demasiado sarcástica para mi gusto, lo que obliga a Goytisolo (como le ocurre en otros libros) a hacerse presente en el texto enunciando en primer grado su pensamiento sobre el derrumbe del comunismo (la novela veo que está publicada en el 93) en un monólogo que ocupa en la edición que manejo (Mondadori) las páginas 198-201, en el que se ve en la necesidad de demostrar que, a pesar de ser un exigente trabajador de la escritura y aguerrido deconstructor de discursos gastados, es un escritor comprometido con los problemas sociales de su tiempo.
Lo que más me molesta es la inclusión como personaje del propio escritor en diálogo con un improbable editor (diálogo en el que se confiesa que la obra es fruto de un encargo sobre los Marx y la famosa caída del comunismo) en el que éste le exige que abandone sus pinitos experimentales y escriba una biografía "al uso", diálogo inverosímil porque dudo que nadie le tosa al marginal oficial de la literatura española, y que si acaso lo que le pidan es que quite los puntos para que aquello tenga el aire goytisoliano que todos esperamos.
Al final he dado más rienda suelta al cachondeo que me procura la imagen de Goytisolo y me he centrado en lo que no me ha gustado del libro, que está bastante bien, con cierto aire de guión de los Monty Python (la familia Marx mira en el salón de su casa las imágenes de la debacle de la Unión Soviética, y desgrana su biografía al hilo de entrevistas de todo pelaje).
(¿Por qué se sigue hablando del fin del comunismo cuando todo el mundo coincide en que en pocos años China, un país comunista, se va a convertir en la principl potencia del planeta?)
4 comentarios:
Pues porque China es un país comunista sólamente sobre el papel. Su estrategia económica es capitalista al 100%.
Puedo confirmar que hasta en China hay ETTs. El comunismo ya no es lo que era...
La estrategia económica china no es en absoluto capitalista 100%, de hecho está fuertemente dirigida, y la mayoría de los medios de producción están en manos del estado.
Desde luego no es el mejor de los mundos posibles (incluso es probable que sea de los peores, y durante un tiempo lo fue), pero me parece sospechoso que se hable del comunismo y el marxismo como categorías periclitadas cuando el próximo amo del planeta va a ser comunista, lo que va a implicar importantes cambios en muchos sitios.
Eso sí, hay ETTs y parados y pobres.
Totalmente de acuerdo.
¿Cambios?
No espero nada bueno respecto a los derechos de los trabajadores...
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