viernes, 12 de agosto de 2011

Un coreano en París




Supongo que Noche y día es uno de esos proyectos que los museos franceses le patrocinan a las estrellas internacionales del cine de autor, en este caso el Museo de Orsay a Hong SangSoo. Las principales consecuencias de ello son que el coreano se fue a París a rodar su película; que el protagonista, en vez de pertenecer al mundo del cine es un pintor, si bien igual de cretino que los directores de cine que protagonizan el resto de su filmografía (si eso fuera metafísicamente posible yo diría que es más idiota, de hecho); y que en un momento dado hace algo parecido a trabajar en su profesión, ya que se acerca al Orsay a ver un cuadro, que es mucho más de lo que suelen hacer los personajes de SangSoo. El cuadro que ve es El origen del mundo, de Courbet, que da la impresión que sale para que el director pueda sacar un desnudo integral sin que nadie le diga nada.



Otros cambios: en las mesas parisinas hay muchas menos botellas que en las coreanas, aunque los personajes acaben igual de mamados, y al chico le cuesta algo más de lo normal llevarse a la chica a la cama, por lo que Noche y día se va casi a las dos horas y media. Albert Serra cuenta en la introducción que entre los hongsangsoonianos está considerada su peor película, pero a mí me ha hecho mucha gracia y a ratos me ha parecido de las más hermosas. Prácticamente sólo salen coreanos, retratados como una panda de pretenciosos provincianos, y lo más gracioso es como ven a los franceses, como unos seres que viven en un mundo extraño de adultos, con trabajos, hijos, casas y coches, algo al parecer inalcanzable para esos eternos adolescentes cuyo horizonte sentimental se agota en las letras de las canciones más triviales que se cantan en los karaokes.

2 comentarios:

Sergio Sánchez dijo...

La tengo en mi casa, deseando fervientemente verla al final del verano. Me va a encantar, fijo.

abbascontadas dijo...

Pues yo diría que sí, a mí el personaje femenino me gusta mucho (al prota también, claro)