Crazy Horse puede ser entendida como una versión trash de La danse, aunque viendo como trabajan los empleados, directivos, y bailarines lo único que parece diferenciar la Ópera de París del cabaret Crazy Horse es el convenio colectivo y la calidad de las salas de ensayo: siendo francesas ambas instituciones, está claro que habrá alguien por ahí teorizando sobre lo divino y lo humano. De esta guisa, lo que en el resto del universo sería un club de stripease, en París es un templo dedicado a la apoteosis de la seducción y la feminidad.
Wiseman filma, sobre todo, los ensayos de un número musical llamado Désire, que a ratos parece concebido por José Luis Moreno, pero cuyo coreógrafo considera la pera limonera. Si bien en algún momento emerge la verdad monda y lironda, o sea, que lo que de verdad importa es el culo de las bailarinas, allí todos ponen cara de currar para el Bolshoi.
El archirrequeteveterano documentalista pone la cámara a la distancia adecuada para que la mirada no se cierna deseante sobre el cuerpo de las bailarinas; más bien se diría que el placer de descubrir los cuerpos en movimiento se ha despojado de su vertiente pulsional. Wiseman comentaba que ha llegado a la edad adecuada para realizar este documental, y probablemente se refería a esa posibilidad de dejar ese espacio que permita descubrir el trabajo necesario para la producción espectacular del erotismo.
2 comentarios:
Gracias por el avance. Tras ver "La danse" sí que es verdad que esta peli parece el reverso.
Algo que me gustó mucho de este documental es que en realidad te ponen ciertas cosas como si fuer auno un espía en el show, Wiseman siempre hace documentales así, yo vi Crazy Horse recientemente y me sorprendió lo artísticos que son los shows ahí.
Publicar un comentario