Sólo he visto una película hasta ahora, porque el ritmo intensivo de trabajo no me permite ir al cine en horario de personas humanas, y las sesiones de las nueve de la madrugada sólo son aptas para mutantes con genes de búho como Enrique.
La elegida fue Arrugas, de Ignacio Ferreras, basada en la novela gráfica de Paco Roca, un corredor de fondo de la historieta cuya historia conmovedora se mereció en 2008 el Premio Nacional del Cómic.
Acudí a la proyección con inquietud porque si es difícil saltar de una novela al cine, de una novela gráfica es un doble problema ya que hay que rescatar fielmente el estilo del dibujante; el ritmo, marcado por las elipsis entre viñetas; la composición de la página, que en cine podríamos equipararlo con el pulso y el tiempo... Es muy complejo, y por eso la mayoría de las iniciativas hoollywoodienses con cómics de la Marvel y DC se han estrellado contra el muro de las buenas adaptaciones.
El caso es que a la media hora de empezar, y tras solventar el repelús inicial de un doblaje sobreactuado, caí rendida a los pies de Arrugas. No sólo salva el escollo de la adaptación cómic-cine con holgura, sino que crea una obra nueva igual de emocionante y estremecedora que su original en papel.
No entiendo que este peliculón no concurse en la sección oficial, y sólo se me ocurre que al ser de animación haya sido considerada una obra "menor", indigna de la promoción de películas de carne y hueso. Si ha sido ese el motivo, no hace más que confirmar la ignorancia extrema que hay sobre el mundo del cómic, fuera del mundo del cómic.
Arrugas es deliciosa, amable, te hace reir, llorar, pensar y soñar. Todo lo que se le pide a una película. Y los protagonistas son ancianos que ríen, se enfadan, sueñan, y te hacen pensar sobre ese momento en el que pasamos de estar en la primera fila de las hormiguitas hacendosas y nos retiran al rincón de los trastos inservibles. ¿Dónde languidecen todas las cosas que una vez usamos y ya no nos sirven? ¿En qué orilla quedan las personas que no rinden un producto al sistema, que no pueden ya ni recoger al nieto en el colegio?
La respuesta es muy cerca de nosotros, pero tan lejos como si estuvieran en una galaxia. Están a nuestro alrededor, les encerramos en residencias, "hogares" o cualquier otro eufemismo que significa marginación, retiro e incomunicación.
Y con esta premisa durísima y real, la película es tierna, amable, y cuando lloras no es por una muerte, sino por amor. Es lo más emocionante que he visto en mucho tiempo, y no quiero destripar la trama sino instar a nuestros cientos de lectores :-) a que vayan al cine cuando la estrenen en salas. Porque además, como dicen al final, está dedicada a todos: ancianos de hoy, ancianos de mañana.
2 comentarios:
¿La estrenaran pronto? pero le tienen que dar tiempo en cartela, no entiendo tanto esfuerzo para que luego una peli dure tres semanas en el cine.
Tengo que enterarme del estreno. Y lo de las semanas, días o minutos que está una película en cartel, desgraciadamente depende de los exhibidores que son descaradamente pro-hollywood. A ver si con esta tenemos más suerte, aunque temo que no salga del circuito alternativo.
Publicar un comentario