Days of glory es una curiosa película en la que la Hollywood ensalza el valor de los guerrilleros rusos que se enfrentaron a la avalancha del ejército alemán, aunque tiene buen cuidado en citar lo mínmo posible a Stalin y el socialismo, y todo se centra en la defensa de la Madre patria rusa y en matar cuantos más nazis mejor. Hecha con un presupuesto bajísimo, casi todo transcurre en un único decorado, el zulo donde se esconde el comando guerrillero.
Los actores son tan limitados que aquello parece una representación de aficionados parodiando los estrereotipos del "alma rusa" tal como se encarna en las obras más conocidas de su literatura, todos noblotes aunque marcados por una sentimentalidad exacerbada y siempre prestos a sacrificarse por altos ideales.
Dentro de esta comunidad clandestina aterriza lo más parecido a un marciano que uno se pueda imaginar, una mega estrella del ballet cuya aparición es tan inverosímil que el guión tampoco se toma demasiadas molestias en justificar. Interpretada por Tamara Toumanovova, una diva de la danza de origen ruso cuya biografía coincide en parte con la de Natascha, la Sophia Loren de Una condesa de Hong Kong (hija de emigrados rusos que recalaron en Shangai huyendo de la revolución de los soviets, aunque ellos acabaron en París), su registro como actriz es tan pobre que prácticamente se limita a encarnar la epifanía de la belleza sublime, siempre con aspecto de estar perdida en aquel espacio (lo que, por otro lado, dota de cierta ambigüedad al personaje). En un momento dado, la mirada histriónicamente cargada de deseo que le dirige a Gregory Peck resulta tan exagerada que el momento adquiere un extraño magnetismo erótico.
Curiosamente, las excentricidades y limitaciones de la película abren variados senderos al disfrute de este Tourneur menor, que cuenta desde un punto tangencial el momento en que el ejército de la URSS le dio la vuelta a la tortilla e inició el contraataque que le llevaría a Berlín.
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