Ayer me tropecé en la bibliotece del Instituto Francés con el libro de memorias que Gilles Jacob, casi eterno director del festival de Cannes, ha publicado recientemente con el título (algo pomposo) de La vie passera comme un rêve, y que es un conjunto de recuerdos del tipo "estaba comiendo con Clint Eastwood cuando un terremoto sacudió Los Ángeles" o "Alain Delon me llamó furioso porque no le había ido a recoger la limusina prometida al aeropuerto". En el libro aparece la pasmosa lista de nombres que uno puede imaginarse si está interesado en el mundo del cine y sigue la vida de los festivales, y se parece al que publicó Diego Galán no hace mucho sobre el Festival de San Sebastián, con la (insalvable) distancia que separa a los dos certámenes de por medio.
Uno de los relatos habituales se refiere a la dificultad para hacerse con un nombre para el puesto de presidente del jurado (estamos hablando de Scorssese, Eastwood, Lynch, Kar-Wei, ese nivel, vamos). Coppola aceptó y se echó para atrás por desacuerdos con la película de inauguración (New York stories, uno de cuyos sketches era suyo), y Jacob consiguió que Wenders aceptara el puesto después de que Bertolucci le contestara que la próxima vez le eligiera como primera opción. Jacob repescó años después a Coppola para el mismo trabajo, el año en que Cronenberg presentaba Crash, que se llevó el Premio a la Mejor Dirección, si mal no recuerdo, a pesar de que Coppola no la había votado. Jacob cuenta que fue un eficaz y democrático presidente.
Hoy Crash es consideradsa una obra fascinante y clave en el cine de los noventa, pero en su día fue recibida de uñas por buena parte de la crítica, y no sólo por Boyero y sus mariachis, que según me contó Weinrichter casi le pegan a la salida de la proyección del Palais cuando les dijo que la consideraba la mejor película del festival; y hasta Jacob cuenta que fue muy cuestionado por seleccionar este film (yo puedo confesar que me aburrió, a pesar de lo extraordinariamente bien rodado que está).
Cronenberg sería presidente del jurado en la legendaria edición en que se presentaban Una historia verdadera y Todo sobre mi madre (las favoritas de todo el mundo), y en las que vencieron Rosetta (la última película a proyección) y L'humanité, una especie de revisitación hermético metafísica de Simenon con un Maigret autista y santo, de tres horas de duración, que había espantado a la mitad de la crítica (en mi inmodesta opinión una de las cinco mejores películas europeas de los últimos veinte años, y que vi tras peregrinar a Gijón y con veinte grapas recién estrenadas en la cabeza tras hacerme una brecha en la cabeza la misma tarde de la proyección).
La lista de Cahiers
1. Mulholland Drive, David Lynch
2. Elephant, Gus Van Sant
3. Tropical Malady, Apichatpong Weerasethakul
4. The Host, Bong Joon-ho
5. A History of Violence, David Cronenberg
6. La Graine et le mulet, Abdellatif Kechiche
7. A l’ouest des rails, Wang Bing
8. La guerre des mondes, Steven Spielberg
9. Le Nouveau monde, Terrence Malick
10. Ten, Abbas Kiarostami
En la misma biblioteca me tropecé con el último número de Cahiers, donde habían puesto a sus redactores a elegir las mejores películas de la década, para emular a Sire, y por tercera vez a lo largo de la tarde me encontré con el nombre de Cronenberg, atravesando esplendoroso década tras década. En el IMDB aparecen tres proyectos suyos en preparación, del que el más conocido es la adaptación del Cosmópolis de DeLillo que está en marcha de la mano de Paolo Branco (al que le debe de haber caído del cielo un montón de pasta para haberse metido en ese fregado). Como es habitual en estos casos las listas individuales son más interesantes que la lista promedio, en la que en cualquier caso sólo me chirría el Kechiche, para mí un film sobrevalorado (en Francia, porque en España pasó, por contra, injustamente desapercibido), aunque a mí me guste más A.I. (sobre todo en compañía de Minority report, una pareja de films descomunales que abrieron una muy buena década de cine fantástico y de ciencia-ficción) que La guerra de los mundos y tal vez cambiase a Bong Joon-ho por Shyamalan (en mi caso The village, cada uno tiene su Shyamalan favorito).
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