martes, 5 de enero de 2010

Pasternak en prosa


"Desde sus años de colegio había soñado con escribir prosa, con un libro sobre la vida, en el cual, como la explosión de una carga desconocida, pudiera expresar todo lo que de más maravilloso había visto y comprendido en el mundo. Pero era demasiado joven para llevar a cabo un libro semejante y mientras tanto escribía versos."

(Doctor Zhivago)

En todas las fotos de joven que he encontrado en internet Boris Pasternak luce esa mirada intensa y ese rostro serio y ligeramente asimétrico, con una virilidad extrañamente combatida por unos labios carnosos y sensuales.

Miembro de la gloriosa generación de poetas rusos aplastada por el estalinismo, Pasternak debió de dedicar años a elaborar Doctor Zhivago, que quiere ser el Guerra y paz del siglo XX, y que tiene una de las historias más curiosas de la Guerra Fría y de la historia del Premio Nóbel, con intervención de la CIA (parece que cierta) para sacar el manuscrito del país con secuestros de aviones y fotografías clandestinas del manuscrito incluidos.


Las autoridades soviéticas le obligaron a renunciar al premio y Pasternak moriría dos años después, sin ver desde luego publicado el libro en su país, para lo que habría que esperar 30 años.
Nabokov no tenía en mucho las cualidades narrativas de Pasternak, del que admiraba la poesía. Llevo un cuarto de libro, y a mí tampoco me parece un gran narrador, impresión tal vez ayudada por el estilo un poco ampuloso de la traducción de Anagrama, si bien como fresco de la época resulta apasionante.
"Nada tenía de común con la devoción el sentimiento que experimentaba con respecto a la legírima descendencia de las fuerzas supremas de la tierra y del cielo, ante las cuales se inclinaba, como ante sus mayores progenitores"


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