Mientras andaba encendiendo chimeneas de carbón por la campiña británica me mandaban artículos para que mi aterrizaje a mi regreso no fuera tan brusco. En uno de ellos Javier Marías contaba que, casi por primera vez en su vida, había entrado en internet y había visto la página web que lleva su nombre, y que se había dado una vuelta por blogs y foros, encontrando que "lo que más me ha desagradado es el frecuente tono insultante de los comentarios y el veneno que a menudo destilan. Amparados en el anonimato cobarde de los llamados nicks, no hay asunto que no les merezca a unos cuantos blogueros toda suerte de improperios. No veo que se discuta ni argumente apenas, sino que más bien se lanzan denuestos y groserías como en las tabernas más zafias. Hay en este mundo, o eso parece, una desproporcionada cantidad de odiadores, o llámenlos negativistas, resentidos, amargados, venados."
La verdad es que no sé qué blogs ha consultado Marías. Los que yo leo son de lo más civilizado, donde todo son saludos y agradeciemientos aún cuando se manifiesten opiniones contrarias. En general, lo que veo es que la gente quiere compartir experiencias valiosas o importantes, conocimientos interesantes que no suelen aparecer en los medios, u opiniones generalmente argumentadas. Imagino que para un periodista o un escritor debe de resultar desazonante ver que hay un espacio donde cualquiera puede aportar públicamente su opinión, en muchos casos más autorizada que la suya.
Por poner un ejemplo reciente, creo el acontecimientos cinematográfico del trimestre ha sido el ciclo de Oliveira en diversas Filmotecas. Lo poco que he leído en periódicos parece escrito por gente que no ha visto una peli del portugués en su vida, y no creo que ninguno de los críticos que han repetido los tópicos de siempre sobre Oliveira se hayan pasado por el cine Doré a reactualizar impresiones. Ha sido en la blogosfera donde hemos podido comentar lo que nos ha parecido Oliveira revisited.
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