Richard Hobert y Lena Endre se han separado, lo que es improbable que le diga nada a ninguno de los lectores de este blog, pero al parecer es portada en las revistas suecas del corazóny fue comidilla en el vuelo de la nutrida delegación escandinava que ha aparecido por Valladolid para presentar el ciclo de Nuevo cine sueco, o algo así, que estos días se pasa en la Seminci. En cualquier caso la noticia me la dieron en la fiesta que hubo anoche, y la desconocía cuando le hice la entrevista a Richard, que parece ser que es una figura bastante importante y respetada dentro de la cinematografía de su país, aunque en Valladolid se toma encantado un expresso doble en una pastelería mientras los cámaras (los carismáticos Iván y Paco) montan las luces.
En cualquier caso En enkel till Antibes no va de parejas rotas sino de padres que en el ocaso de su vida ajustan cuentas con los fantasmas del pasado, lo que aquí no es una frase hecha sino una descripción objetiva, ya que tras un ataque al corazón a George, el protagonista, se le aparecen los muertos de su vida. Las apariciones fantasmáticas son peliagudas en el cine, y a Hobert no le salen mal ni le acaban de salir bien. En todo caso George acaba reconciliándose con ellos y con sus hijos, que le quieren vender la casa y mandarlo a un asilo. El protagonista tiene un ángel de la guarda en forma de amigo incondicional, y decide ejercer de padre competente (a sus 73 años) de una asistenta de hogar muy joven que anda liada con un yonqui. La película reescribe la estructura de La edad de la inocencia, aquí el héroe sí decide visitar a su objeto de deseo, el que fue sacrificado en aras de su matrimonio y sus hijos. El director contó en la presentación de la película que ésta surgió cuando, tras la muerte de su madre, una mujer le telefoneó para pedirle permiso para ponerse en contacto con su padre, que había sido el amor de su vida. No contó como acabó la historia real, pero la película tiene un final feliz, una opción que defendió en la entrevista, aunque el film mejora en los momentos en que se pone más duro.
Ein enkel... es un telefilm hecho (y escrito) con bastante oficio, pero es dudoso que nadie que no tenga un canal sueco de cable se la tropieza fuera de su país. En cualquier caso fue curioso toparse con un film que no juega con la marca de la fábrica Zoetrope que ha hecho tan exportable e identificable el cine sueco en los últimos años.
3 comentarios:
Estoy tan enfermo que tu primera frase sí que me dice algo, algo que no sabía, pero sé de quién nos hablas, es más, incluso estaba al corriente de que un ex de Lena Endre era su partenaire en "Infiel" Thomas Hanzon. O sea que cuidado con las generalizaciones jajaja
Qué casualidad, justo ando yo acercándome al cine nórdico y he visto "Everlasting moments" de la que hiciste una crítica en la seminci del 2008 y a la que he puesto un enlace en mi blog.
Esta no creo q la encuentre en la red, pero si tienes alguna sugerencia miro a ver si las tienen en Filmin.
Bueno, Lena Endre es conocida por Infiel y sale en Milenium, aunque yo no me he visto ninguna de las tres pelis. pero la verdad es que pensaba que nadie lo sabría! En cualquier caso me siento halagado por el nivel de lectores del blog.
Bueno, confieso que he estado todo el festival confundiendo Suecia con Dinamarca, menudo lapsus.
Qualunque, no te puedo ayudar, no conozco el cine sueco/noruego actual, aunque, si vas a hacer prospecciones por Filmin (que voy a conocer gracias a ti), la película más conocida del propio Hobert es Alla alskar Alice (Everybody loves Alice), del 2002
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