Si en tiempos mejores lo suyo era publicar un manifiesto, una de las señales más sutiles de la decadencia en la que chapoteamos es que los artistas sacan comunicados, como hace el Real Madrid cada vez que Mourinho abre la boca.
En los últimos días me han llegado dos de afamados cineastas, en uno muy divertido Lars Von Triers contaba que, después de que la policía de (nada menos) Nueva Zelanda le interrogara por apología de crímenes de guerra, había decidido dejar de comparecer en público dados los problemas que tiene para expresarse correctamente. Que a uno lo interrogue la poli de Nueva Zelanda por soltar chorradas en una conferencia de prensa resulta desconcertante, aunque lo primero que se nos ha ocurrido a todos era que qué hacía el danés en el Índico, si se suponía que sólo viajaba en autocaravana.
Ripstein aparentemente se disculpa en el suyo por sus exabruptos (geniales) postdonostiarras, pero en realidad viene a decir que un tío tan cojonudo como él resulta temperamental por obligación, y que si nos regala películas tan molonas como las que él hace, luego hay que aguantarlo como es, que todo va en el mismo pack, de lo que se deduce que tenemos que agradecerle que ponga a parir a todo bicho viviente (por cierto, que teniendo ya dos Conchas de oro, para qué quería otra, que se ve que el ego de los directores es insaciable).
1 comentario:
que mundo el que vivimos.
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