viernes, 12 de diciembre de 2008

Garrel en La Casa Encendida


Supongo que a estas alturas todo el mundo sabe que este finde pasan La frontera del alba en la incómoda e ineludible sala de La Casa Encendida. Yo me la vi en la Grande Lumiere de Cannes, información que comparto, como es fácil imaginar, con la exclusiva intencion de tirarme el rollo y concitar envidias, aunque a la postre lo único que vale es la experiencia de ver la peli, sea donde sea. Garrel solía estrenar en Venecia, y la peli no fue muy bien recibida en la Riviera. Como ya escribí en su día, le primera parte me parece maravillosa, y la vertiente fantasmática hacia la que deriva en su segunda mitad falla bastante, pero podremos comentarlo en la blogosfera.
En realidad, lo que me apetecía contar es que Garrel apareció por Sanse para presentar esta película (el año pasado también vino para acompañar el extraordinario ciclo que se le dedicó), y contra todo pronóstico se acercó a los encuentros Zabaltegui el primer día, para estupor del presentador Juan M. Zavala, al que se lo confirmaron unos minutos antes de que empezaran, y mío, que me tropecé con él de improviso. Hay que decir que Garrel habla por los codos: le pones un micro, le preguntas sobre cine y te suelta respuestas de diez minutos. De hecho, no de entrevistas a las teles porque no entiende una charla de menos de media hora. Pero lo que nos dejó alucinados tanto a Zavala como a mí fue la absolutamente impresionante belleza que le acompañaba, una morena con pinta de peligrosa que le sacaba medio metro de altura y con unas piernas infinitas. Garrel habló de su cine, de los actores, del trabajo del director, de los cineastas actuales que le gustan (Carax, Desplechin), de Godard, y me quedé con las ganas de saber si es cierto que sólo rueda una toma de cada plano, como leí en una entrevista, pero la pregunta que nunca nos atreveremos a hacer es como se hace para ligar con semejante mujer con la pinta de homeless que se gasta.

2 comentarios:

Little Turtle dijo...

Estaremos por allí.

Imperdible!

Daniel Quinn dijo...

Pues sí, por allí estuvimos ayer Little Turtle y yo, y la cosa nos subyugó completamente. A mí me convence hasta la segunda parte, con su pseudo coqueteo con la ciencia ficción. Y hasta se le perdona el anacrónico romanticismo de las cartas en lugar de e-mails y de las continuas alusiones a la revolución. Da igual, sí, todo eso me da igual una vez experimentado. :). Da igual hasta la envidia de que estuvieras con él en San Sebastián :P.

¡Un saludo!