jueves, 19 de mayo de 2011

Dios mío

Estábamos apaciblemente a la espera de que llegara la hora de nuestro directo con Antonio Banderas cuando ha saltado la noticia de que Lars Von Triers ha sido declarado persona non grata por el Consejo de Administración del Festival de Cannes, debido a las balbuceantes boutades que soltó ayer en la rueda de prensa acerca de Hitler y supongo que más cosas. Si ya es poco interesante lo que sobre el cine pueda pensar semejante merluzo, más raro es que a nadie le importe lo más mínimo lo que piense de la historia, del nazismo, de Hitler o del chocolate con churros, pero así estamos. En realidad, yo creo que al danés se lo traen, entre otras cosas, para que haga el payaso en las ruedas de prensa, pero esta vez se ha pasado con sus opiniones "contrarias a los ideales de humanidad y generosidad que forman parte del festival", según el comunicado, con lo que los periodistas hemos descubierto que venimos a un cineforum de parroquia y no a un festival de cine.


Imagino que ningún colega se atreverá a firmar una carta en defensa del director, ni nadie se exiliará voluntariamente de Cannes (aunque todo puede ocurrir). Uno menos a luchar por la Palma de Oro, si bien su remake de Armagedón no parecía que fuera a arrasar en el palmarés. Yo me he quedado sin entrevistar a Charlotte Gainsbourg, la única razón por la que madrugué para verme Melancholia (que tampoco es un desastre). La actriz ha cancelado las entrevistas con la excusa de su embarazo y el agotamiento provocado por la tensión de ayer.

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