El sábado del primer fin de semana es el día que Cannes dedica a la película más popular de la programación, o sea, a una superproducción norteamericana (cuando hay una disponible, claro). Por aquí han pasado Indianas Jones, Lucas Skywalkers y Neos matrixianos, y esta edición se ha traído para abarrotar la alfombra roja y toda la Croisette al pelmazo de Sparrow, protagonista de uno de los éxitos más misteriosos de los últimos años, la soporífera hasta la extenuación saga de los piratas caribeños, fruto del magín del enemigo público número 1 del cine Jerry Bruckheimer, que lleva años arrastrando por el fango el antaño glorioso género del cine de aventuras.
Bueno, resulta obvio que no me metí en la sala a comprobar si la cuarta peli era tan tostón como lo que había conseguido aguantar de las anteriores (los testimonios recabados me confirman, en cualquier caso, que así es), ni siquiera para echarle un vistazo a la actuación de Penélope Cruz, no sé si mejor actriz pero desde luego más lustrosa que el palo de la Knightley, que no sé como nadie puede pretender que el espectadorr se crea que esa chica levante pasiones ni nada que se le parezca (los mismos testimonios me cuentan que está muy divertida).
El caso es que hubo zafarrancho de combate para conseguir un totalillo de la actriz en cualquiera de sus paseos entre el fotocall (que tiene lugar en una terraza) y la rueda de prensa (que acontece en el corazón del Palais). Entre uno y otra se atraviesa un corto pasillo que, en acontecimientos importantes, es tomado por la horda de profesionales de todo pelaje que por aquí acampan. Y allí, en situación privilegiada, me aposté un par de horas antes de la aparición de nuestra actriz (y resto de la troupe) para intentar obtener cualquier tipo de declaración. Guardé el sitio a los cámaras hasta que me tuve que ir a hacer las entrevistas a Gus Van Sant, que ha inaugurado Un certain regard con Restless, una historia de amor entre adolescentes con ribetes necrofílicos que parece ser que poco tiene que ver con su tetralogía arty sobre adolescecncia y muerte (que a mí me gusta mucho, todo hay que decirlo). No he visto Restless y poco pedo decir sobre ella (las preguntas me las sopló Alberto Bermejo), salvo que entrevisté a los actores, a los que no conocía de nada (uno es hijo de Dennis Hopper y nos comentó que había venido a menudo a Cannes de niño, imaginamos que con su padre, y la otra se llama Mia y tiene apellido polaco), y a Bryce Dallas Howard, que es la productora pero que aquí lucía como si fuera la estrella. Van Sant casi me duerme en los 4 minutos que te dan en estos casos.
Cuando me quité de encima las entrevistas todo el entramado piratero había funcionado perfectamente, Penélope Cruz se había parado donde Carlos del Amor tenía su sitio, le había contado que era estupendo haber hecho este personaje y que estaba encantada de volver a Cannes por decimonovena vez, de la misma manera que los jugadores del Barça han celebrado por vigesimaquinta vez ganar la Liga (aunque parece ser que en este caso han celebrado que no la gane el Madrid), con lo que la pieza del Telediario estaba hecha.
En la alfombra roja Penélope iba con un vestido muy ceñido e incómodo que, unido a la altura inverosímil de zapatos que últimamente se ha impuesto, hacía que la actriz subiera las escaleras del Palais con suma torpeza y que casi se mate al entrar en la enorme sala Lumiere. Y así se pasó la jornada del sábado. Por los pelos, a última hora, conseguí meterme a ver una de Guediguian, pero eso lo contaré en el próximo post.
2 comentarios:
Hola Enrique! Veo que dominas el uso de los números ordinales e introduces la justa medida de cotilleo rosa entre críticas para hacerlo más divertido. Creo que a Pe alguien le tendría que decir que deje de subirse a esos andamios... Pero imagino que la corte de palmeros que lleva alrededor no está para esos menesteres. Por cierto, anoche tuve el valor de visionar parcialmente una de las de Piratas del Caribe en la 1. ¡Menudo bodrio!!!
Ayer en la súper mani a la que acudí (http://democraciarealya.es/) había un escenario al final del recorrido, en la Puerta del Sol, y el rapero que estaba al micro dijo entre otras cosas que las noticias "no sólo eran Bardem y Pe" a lo que reaccionó la gente entusiasta. Y es que tiene toda la razón. ¿A nadie le harta la sonrisa bobalicona de esta chica y el hortera de bolera de su marido?
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