viernes, 13 de mayo de 2011




Swinton en el mundo real (o sea, en la película, abajo) y en el mundo marciando del festival (arriba). We have to talk with Kevin comienza con una secuencia onírica en el que Tilda aparece inmersa en una masa de gente, crucificada y rebozada de un fluido rojo que se expanderá a lo largo de toda la ficción, una potente imagen de goce y abismo. Hay que contar que lo que vemos es... ¡la tomatada de Bañol!


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