jueves, 6 de mayo de 2010

B(oswell)/B(ioy)



Como efecto colateral de la lectura del Dietario voluble de V-M le he estado echando un vistazo al Borges de Bioy Casares, tochazo en el que se recogen las entradas del diario de Bioy en el que aparece su inseperable colega, y que son muchísimas, aunque la mitad se limitan a recoger esta afirmación: "Come en casa Borges". En otras ocasiones se entregan al irrefrenable placer de poner a caer de un burro a compañeros y amigos, con verbo viperino y brillante: "aunque evidentemente es una solterona, parece que escribe poemas eróticos, en los que se entrega, etcétera. Es un caso donde la oferta es mayor que la demanda", comenta despiadadamente Borges de María Antonieta Centrone.



Si bien se cita la Vida de Samuel Johnson como el referente del libro de Bioy sobre Borges, el empeño de Boswell es bastante más ambicioso que el de su posterior émulo argentino. En cualquier caso, las dos lumbreras porteñas no se olvidan de sus ancestros ingleses, y en una de sus conversaciones citan (elogiosamente, siguiendo esa acendrada y civilizada costumbre de hablar bien de los muertos) la famosa carta de Johnson a Lord Chesterfield. de la que copio un extracto (gracias a la reciente e íntegra edición de la Vida de la que disfrutamos merced a los desvelos de El acantilado y Martínez-Lage):


"No es un protector, milord, quien contempla con indiferencia a un hombre que lucha por su vida sumido casi con el agua hasta el cuello, y cuando llega a tierra firme lo estorba con su ayuda. El interés que os habéis dignado tomar por mis desvelos, si hubiera sido temprano, habría sido amable; sin embargo, lo habéis demorado hasta el momento en que soy indiferente y no puedo regocijarme en él, hasta el momento en que soy un solitario y no puedo comunicarme, hasta el momento en que soy conocido y no lo necesito."

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