sábado, 1 de mayo de 2010

El discreto encanto del pensamiento conservador


"Quien quisiera emprender una genealogía del militantismo de gran formato, tendría que abordar primero la dinámica propia en la comunicación interna de la psicología de los perdedores. En ellas se puede leer de qué manera los vencidos, en las confrontaciones históricas entre pueblos, Imperios o facciones ideológicas, convierten sus derrotas en programas de supervivencia bajo los cuales regresan con regularidad actitudes de arrogancia desplazada como las figuras de la esperanza aplazada y la del sueño de una venganza final."

Pues no, Sloterdijk no está refiriéndose aquí al PP postaznarista, ni siquiera al Madrid de la era Guardiola (que ha entronizado a Mouriño como vengador delegado de numerosas afrentas gracias a este extraño silogismo: Mouriño ha eliminado al Barça, Mouriño va a entrenar al Madrid, el Madrid ha eliminado al Barça, que ya Freud advirtió que el inconsciente tiene tendencia a saltarse reglas con las que sí hay que contar en la vida diaria). Habla de las elaboraciones teológicas que tuvieron que sacarse de la manga las elites sacerdotales judías en el exilio babilónico para justificar la situación en que se encontraba el pueblo elegido, y cuyas formulaciones, posteriormente modificadas por los teólogos cristianos, han tenido imperecedera influencia en Occidente, como queda demostrado por el hecho de que sirvan para explicar hoy tanto las soflamas de los epígonos de Jiménez Losantos (que cansados de que el apocalipsis zapateril no acabe de consumarse nunca ya anuncian que el apocalipsis es esto que vivimos, pero que la propaganda progre nos impide percibirlo) como las conversaciones de las peñas madridistas.

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