Como este blog incluye críticas cinematográficas de corte postmoderno, esto es, que incluyen en el texto referencias subjetivas al proceso material de visionado, lo que traducido al español quiere decir que también se meten las circunstancias en las que se ven las pelis, contaré que me fui a las tantas de la madrugada a la Filmo el sábado pasado a ver Pasado y presente, la primera película del ciclo del venerable Oliveira que con motivo de su centenario ha montado tanto la española como las de medio mundo. Ya sabía que me iba a quedar frito en mi intento de ver cualquier cosa a las diez de la noche, pero no sé si el salón tomado por mis hijos o la intuición profética de lo que le iba a caer al Atlético me animó a abandonar mi casa a una hora en la que suelo estar en pijama eligiendo el libro que me va a acompañar en el fascinante y diario viaje al mundo del sueño. Pero da igual. Me vi una hora de la peli, y a estas alturas es más que suficiente para agregarla a mi refinado currículum de rarezas. En este caso se respiraba en cada plano la admiración por el Buñuel carrièrista (el francés), con una historia de una mujer obsesionada con su primer marido (ya fallecido) al que le monta un traslado de restos para humillar a su cónyuge actual, con un gemelo del fallecido danzando por en medio y unos amigos ricos que sueltan unos diálogos triviales con pomposidad digna de Dreyer. Los actores eran tan malos como los de Abismos de pasión, por seguir con Buñuel, y el resultado es más que curioso, aunque tampoco me costó dejar la sala tras la primera cabezada, que auguraba una catarata ininterrumpida de siestas.
En casa mi hijo ya me contó lo del 6 a 1, y vi que el viernes ponen Amor de perdición, que no he visto (ni leído, para los que me acusan de haber leído todos los libros del mundo), y que dura 260 minutos; un Oliveira comm'il faut, vamos.
1 comentario:
Pues yo acabo de llegar de ver Amor de Perdición y me ha parecido impresionante. Y para digna de Dreyer Benilde, que pusieron el domingo pasado, que muestra que es posible acercarse mucho mucho a Ordet. Pasado y presente también me gustó mucho, dentro del Oliveira más gamberro, aunque sin llegar a las cotas de delirio de las otras :)
Un saludo!
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