Nadie que no se haya quedado pegado al rostro de Anna Karina en la adolescencia se puede imaginar la emoción que me ha embagado cuando ha subido al estrado de una de las salas de proyección del festival a presentar una copia abrumadoramente bien restaurada de Pierrot le fou. Los franceses son ceremoniosos y protocolarios hasta un extremo que nos resulta irritante, pero estas cosas las hacen muy bien. Serge Toubiana ha contado que este film le cambió la vida cuando lo vio a los quince años y ha nombrado a todos los presentes que han participado en la restauración, Therry Freameux ha citado unas palabras de Aragon de cuando su estreno, Costa-Gravas ha narrado la tarde que vio la película y se tiró toda la noche hablando de ella con William Klein, y finalmente Anna Karina ha dicho con una voz bastante cascada que estaba muy feliz de estar allí y que agradecía a todos los presentes su asistencia a la proyección.
Aparte de que estoy seguro de que jamás volveré a verla en estas condiciones, me he acordado las palabras pesimistas de ayer de Scorssese acerca del inevitable deterioro y pérdida del patrimonio cinematográfico: una restauración como esta debe de costar un pastón y no se puede hacer, obviamente, con todas las películas.
Y resulta curioso recordar la arrogancia del cine de la época, ese lado adolescente que nos arrebataba. Como en bastantes películas del Godard de la época, aquí tenemos a un hombre enfrascado en su obra (e imposibilitado de llevarla a cabo) que es incapaz de atender las demandas de una mujer, mujer que le acabará traicionando. Es digno de estudio como en el cine contemporáneo el director de cine y, en general, todo creador, ha sido retratado como un impostor o un ser débil (el ejemplo más reciente es la película de Hong Sang Soo de esta mañana). Como cada vez que la veo he intentado averiguar cual es la trama confusa de traficantes de armas y paramilitares argelinos, pero ya me rindo y la doy por incomprensible: total, la peli es Karina y Belmondo en el mismo plano hasta que se separan y se acaba la ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario