El domingo 23 de noviembre asistí gracias al alcalde de esta villa a un concierto masificado en una sala mal ventilada y claustrofóbica. No pude dejar de asistir porque los que tocaban, un cuarteto con una trayectoria de años y deliciosa música llamado Stereolab, son uno de los grupos que me gustan.
El concierto iba a ser en la sala La Riviera, pero el asesinato del joven Álvaro Ussía en El Balcón de Rosales hace escasos días ha provocado, en un mecanismo acción-reacción propio de un adicto a la cafeína, que el Ay-untamiento de Madrid cierre de golpe y porrazo tres de las salas de tamaño medio que sobreviven en esta ciudad ofreciendo conciertos con desigual suerte. Una de esas salas ha sido La Riviera. El motivo que se aduce: que tiene algún "problema con la ley" consistente en alguna licencia menor pedida/discutida pero sin conceder.
Y aquí es donde entra el engranaje del razonamiento de la Administración: El Balcón de Rosales, donde tres seguratas descerebrados tejían su destino de broncas y palizas, tenía denuncias mil y problemas con las licencias. Ergo: cualquier lugar con problemas con las licencias es un posible foco de problemas segurateros y alcohólicos.
Y La Riviera, en menos de lo que tardas en decir "Tiernogalvánqueestásenloscielos" (es decir, menos de 24 horas) se clausura, se chapa, se cierra y los grupos pendientes de concierto se quedan con cara de gilipollas y los futuros asistentes a conciertos con entrada ya comprada ni te digo.
Para salvar algo del naufragio -y evitar, imagino, demandas y pleitos- los dueños de La Riviera consiguen celebrar el concierto de Stereolab al que me refería en estas líneas (del resto prefiero no enterarme) abriéndose un sitio a codazos en la sala El Sol. El resultado: una lata de sardinas con un escenario mínimo donde la música se acoplaba que era un gusto (no sabemos si porque no les dio tiempo a probar mucho o por mera protesta artística) y las mujeres de talla pequeña pero bien proporcionadas como yo no conseguimos ver ni el moreno tupé de la cantante, ya que el escenario de esta sala apenas levanta dos palmos del nivel del suelo.
No hay que ser muy listo para ver que la sala El Sol no es santo de mi devoción, por mucho que sentimentalmente me unan a ella otras historias. El caso es que habría disfrutado mucho más en la espaciosa Riviera, con sus palmeras y su humo de tabaco diluyéndose majestuosamente hacia las alturas casi ciclópeas del recinto, en lugar de acabar encajada como un cigarrillo en El Sol.
Pero en favor de esta sala hay que decir al menos que nos acogió a nosotros y a Stereolab. Mis rendidas gracias a ellos, y mis ondas cerebrales más nocivas y malignas al Ay-untamiento provocador de este sinsentido.
3 comentarios:
Mmmm, la verdad es que todos sabemos de los tejemanejes de las empresas de seguridad privada, pero me pregunto qué habría pasado si el chico muerto hubiera sido un don nadie y no un niñito de colegio con uniforme
Mercedes, no te tienes que dejar llevar por la indignación, probablemente en ese caso el ayuntamiento tiene razón, y la sala se haya negado a pagar algún tipo de extorsión o soborno al alcalde, o a lo mejor alguna camarera se negó a dejarse meter mano, o simplemente han puesto la vista en el solar para construir pisos.
Cristi tiene razón. Y Mercedes también. Estuve en una ocasión en un concierto en El Sol, y que me aspen si repito (Del Amitri, y hace más de diez años). La Riviera tampoco es para tirar cohetes, pero al menos se puede respirar. Estoy segura de que los motivos de nuestro Ay-untamiento para cerrar La Riviera, Moma y los demás son muy loables. Estoy segura también de que efectivamente las salas en cuestión no tenían su documentación en regla (yo soy muy bien ingenua, el mundo de las corrupciones y los sobres llenos de dinero negro que van de mano en mano no caben en mi cabeza), y estoy completamente a favor de la legalidad y de la documentación bien tramitada. Lo que no termino de entender es que se descuelguen de pronto con que hay que cerrar porque hay irregularidades (es que hace un mes, seis meses, un año, tres, no las había???). Y que realmente el ayuntamiento de una ciudad como Madrid no ponga todas las facilidades del mundo para la existencia de salas de conciertos como dios manda. ¿Qué tipo de aberración ha hecho que tengamos que asistir a conciertos multitudinarios en plazas de toros y campos de fútbol con retretes portátiles en lugar de hacerlo en un lugar civilizado, con sus entradas y salidas señalizadas, con un lugar donde poder comprar una botella de agua sin tener que salir victorioso de una batalla y donde poder hacer pis en un aseo con tuberías? O peor aún, sitios pequeños, mal ventilados, antros irrespirables y claustrofóbicos... Vamos, que yo no soy tan viejuna, pero dadas las circunstancias ya no me planteo un concierto si no es con una entrada numerada en una butaca de un salón de actos.
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